El terror de los concesionarios pontevedreses

Alfredo López Penide
L. Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Una pareja es invistigada por cinco estafas en la comprta de automóviles. Al hombre se enfrenta a cuatro años de prisión; la mujer está en paradero desconocido 

03 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Los Bonnie y Clyde del mundo de las estafas en la compraventa de vehículos. La Fiscalía investiga a una pareja a la que considera responsables de, al menos, cinco timos en concesionarios de la comarca de Pontevedra en apenas tres meses del pasado año.

Por lo pronto, ya ha sido identificado y encausado el varón, Vivencio R. O. Se le acusa de un delito continuado de estafa y se le piden cuatro años de prisión y el pago de una multa de 4.500 euros. No ha ocurrido lo mismo con su pareja, Jenny Jonayra A. L., quien se encuentra en paradero desconocido y ha sido declarada rebelde.

El fiscal tiene claro que Vivencio era el cerebro, el que diseñaba los timos. Por su parte, su compañera era el rostro amable, la que acudía a los concesionarios y solicitaba la financiación de los vehículos que les interesaban, para lo que se apoyaba en unas «nóminas que habían sido alteradas».

Fueron tres meses de vértigo. La primera de sus víctimas fue un negocio ubicado en Mourente. Fue la única ocasión en la que, presuntamente, Vivencio prescindió de su pareja. Actuando en solitario, aquel 19 de febrero, fijó su vista, siempre según el relato de hechos que realiza el ministerio púbico, en un todoterreno valorado en más de 22.200 euros. Del Volkswagen Tiguan «solamente abonó las dos primeras cuotas del préstamo».

El hecho de que nunca se hubiera recuperado este automóvil, no significa que no se volviese a tener noticias de él. En la Fiscalía les consta que llegó a ser matriculado en Francia con una placa de matrícula temporal.

Tras un parón de unas semanas llegó abril. Fue un mes vertiginoso en el que la pareja encadenó hasta tres estafas. Y todas con el mismo modus operandi.

El día 9, Jenny Jonayra acudió a un establecimiento de Vigo, donde formalizó la adquisición de un Honda de 20.500 euros -cantidad que se eleva a los 27.389 euros con los intereses de la financiación-. A diferencia de lo ocurrido con el concesionario de Mourente, aquí ni se molestaron en abonar ni la primera de las cuotas. Claro está, el vehículo no ha sido recuperado.

Cuatro días después, esta misma sospechosa franqueaba las puertas del negocio de Mourente donde ya había dejado su impronta Venancio. ¿Demasiado arriesgado volver actuar en el mismo lugar donde algo más de un mes antes ya habían consumado una estafa? Quizás sí, pero lo hicieron. Y volvieron a salirse con la suya. En este caso, abandonó el local al volante de un Volkswagen Golf valorado en cerca de 22.000 euros y del que se sabe que fue matriculado en Francia.

No pasó mucho tiempo hasta que volvieron a hacer de las suyas. El fiscal relata que el 16 de abril, 72 horas después de su anterior golpe, se hicieron con un Renault Megane de algo más de 19.000 euros. No se abonó cuota alguna de la financiación y no se ha vuelto a saber del automóvil.

El último de los timos con los que se vincula a esta pareja tuvo lugar el 4 de mayo en un negocio de Figueirido (Vilaboa). En esta ocasión, «el acusado fue la persona que realizó las gestiones para la adquisición del vehículo -un Peugeot- y quien finalmente lo recogió» empleando, presuntamente, documentos a nombre de una tercera persona. A la hora de financiarlo, aportaron unas nóminas manipuladas en las que, supuestamente, se hizo constar un salario de 1.420 euros -el real era de poco más de ochocientos- y en las que «se imitó la firma de la empresaria».