El plan de compostaje reserva ya fondos para los «compogaliñeiros»

Lars Christian Casares Berg
ch. casares PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

La Diputación destina parte del presupuesto de la iniciativa para impulsarlos

08 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

De una planta a escala provincial para tratar miles de toneladas de basura a que sean gallinas las que se coman los desperdicios que se generan en las casas. ¿Qué ha pasado con el plan provincial de compostaje entre una y otra concepción? Ha entrado en una fase dinámica. Se está adaptando a medida que conoce experiencias exitosas aplicadas en otras zonas de España o el mundo. El debate se está generando en lo que la Diputación ha dado en llamar la Facultade da Compostaxe. Se trata de un plan de formación para los técnicos que se encargarán de transformar los restos orgánicos de la basura en abono. Y allí van surgiendo las ideas y conociéndose nuevas iniciativas de la mano de expertos invitados a contar sus experiencias.

La última son los gallineros que actúan como miniplantas de compost y cuyo funcionamiento se reduce, simplificando, a lo siguiente: la basura se la comen las gallinas, lo que sobra, se convierte en abono. Y hasta allí llega la basura transportada por los propios vecinos. A cambio, se llevan los huevos que ponen las gallinas. Compogaliñeiros se llamarán en cuanto empiecen a funcionar a lo largo de la provincia de Pontevedra.

Este sistema cuenta, de hecho, ya con una línea de financiación específica por parte de la Diputación de Pontevedra. Los fondos se han apartado de otras partidas dentro del plan global de compostaje, que cuenta con 1,8 millones de euros en los presupuestos para este año.

Los sistemas de compostaje se están diversificando a medida que se estudia su instalación. Actualmente, dentro del plan, se ha abierto el abanico desde los composteros individuales para viviendas unifamiliares, a los composteros comunitarios para decenas de familias, hasta miniplantas medias mecanizadas.

Una de estas últimas se ha instalado en la Escuela de Hostelería Carlos Oroza. De momento es un préstamo, pero tampoco se descarta incorporar puntualmente alguna de este tipo si los resultados son buenos. Se trata de un cilindro que airea de forma mecánica los restos de comida y acelera el proceso de putrefacción que acaba convirtiendo los residuos en abono.

Los compogaliñeiros, el sistema con gallinas, sí que ya se estudia su instalación en algún que otro municipio que se habría interesado por la iniciativa, apuntan desde la institución provincial. También en el concello de Pontevedra podría verse la iniciativa, según deslizó César Mosquera, vicepresidente de la Diputación y edil también en el Concello.

Así, mientras no se construye la planta de compostaje de A Canicouva, se avanza en otras soluciones a escala cercana. De hecho, esta ya no será de dimensiones tan grandes como se pensaba en un inicio. Se limitará a dar servicio a la ciudad de Pontevedra, y casi en exclusiva al núcleo urbano, después de que el Ayuntamiento anunciase la semana pasada una revolución en cómo se hará la recogida en el rural pontevedrés, donde se dejarán de recoger residuos orgánicos, que los vecinos tendrán que compostar bien en procesos individualizados o colectivos, pero cercanos en todo caso.

Y es que lo que se ha podido constatar también en la Facultade da Compostaxe es que cuanto menos transporte de residuos de un lugar a otro, el ahorro final que se acaba produciendo es brutal, tanto en términos económicos como medioambientales. Así es cómo se han colado en el proceso las gallinas que se comen la basura. Lo harán cerca de casa y, además, dejarán huevos a cambio.