El quiddictch causa sensación en la ciudad

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Noites Abertas también dejó un especio para los jabones y perfumes.
Noites Abertas también dejó un especio para los jabones y perfumes.

Numerosos jóvenes descubren este deporte surgido de las páginas de la saga de Harry Potter

31 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Quiddictch muggle. Si uno no ha leído ninguna de las siete novelas que conforman la saga de Harry Potter o visto cualquiera de sus adaptaciones cinematográficas, a buen seguro que estas dos palabrejas le sonarán, cuanto menos, a chino. Y de pronunciarlas correctamente, ya ni hablamos.

Vayamos por partes. Empezando por el final, muggle es el apelativo -normalmente, en tono despectivo- que reciben en las novelas de J. K. Rowling los seres humanos sin capacidades mágicas. No alce tanto los ojos. A fin de cuentas es un término que, debido a la popularidad de los libros, lleva más de una década incorporado al Oxford English Dictionary.

¿Y quiddictch? Es lo que vendría a ser el fútbol para los magos. Su deporte rey que practican a lomos de escobas voladoras.

Lo cierto es que la inclusión de esta actividad en el programa de Noites Abertas causó sensación en la jornada inaugural de esta cita con el ocio nocturno. Numerosos jóvenes acudieron este viernes al colegio Froebel para aprender a jugar a un deporte del que Pontevedra puede presumir de disponer de un equipo que la semana que viene competirá en la primera edición de la Copa de España que se disputará en Madrid.

Cada partido lo juegan dos equipos con seis jugadores de campo y un séptimo denominado buscador. Claro está, no tienen capacidad para volar, aunque compiten llevando un palo entre las piernas a modo de escoba. «Se trata básicamente de meter más goles que el equipo contrario con la quaffle -pelota- y atrapar la snitch, momento en el que se da por finalizado el partido», explicó Francisco González, uno de los componentes del club pontevedrés de quiddictch.

¿Snicht? En los libros de Harry Potter es una bolita dorada con alas que vuela a gran velocidad y que, en caso de ser atrapada, supone la victoria para el equipo que la cace. En un mundo no mágico se ha optado por emular esto mediante una suerte de árbitro que lleva una bola atada a la espalda, a la altura de la cintura, y que sale al campo a partir del minuto 18: «Los buscadores de cada equipo tienen que correr detrás de él hasta que logran arrebatársela sin hacerle falta. Suponen treinta puntos para el equipo que la coja».

Esto explica que los partidos suelan durar entre 20 y 30 minutos, si bien el más largo que ha disputado Francisco González se extendió hasta los 37 minutos contra los Dementores de A Coruña: «Fue muy duro. Se hizo muy largo».

El público que este viernes, por primera vez, se aproximó a este deporte se encontró con un juego de contacto con reminiscencias al rugbi, pero, al mismo tiempo, al brilé o balón prisionero. «Es un deporte de contacto», concluyó.

Más de 130 actividades

El quiddictch muggle no fue, ni mucho menos, la única actividad del primer fin de semana de Noites Abertas. Con más de 130 citas programadas para todos los fines de semana hasta el próximo 30 de abril, este viernes y sábado los epicentros estuvieron situados en Froebel, la Casa Azul y el local de música, así como el campo de hierba sintética y el pabellón multiusos, donde se pusieron en práctica distintas disciplinas deportivas, como el tiro con arco, el fútbol 7 mixto o la billarda.

En la Casa Azul, los pontevedreses descubrieron el breakdance, la danza contemporánea o aprendieron técnicas de taichí, entre otras. Y como no solo se trata de alimentar el espíritu o los músculos, en el marco del taller Morte por chocolate elaboraron «un tronquiño». Noites Abertas puso de manifiesto el tirón que los fogones tienen entre los jóvenes, de tal modo que las quince plazas de esta sesión se quedaron cortas ante las más de cuarenta personas que mostraron interés por inscribirse.

La gastronomía también tuvo su espacio en Froebel, donde estaba programada sendas sesiones de cocina marroquí y vegetariana. Además, se enseñó a jugar al tenis de mesa, a elaborar jabón ecológico o se dieron nociones para elaborar un gorro mediante el ganchillo o la calceta.

Además, el viernes noche, se contó con miembros de la Escola Hungaresa de Esgrima de Pontevedra para el obradoiro de Esgrima e loita escénica. «Es el combate coreografiado no solo con espadas, sino con todo tipo de golpes o puñetazos, tal y como podemos ver en el cine o el teatro», subrayó Adrián Cubela. En definitiva, lo que tendría que saber cualquier especialista cinematográfico que se precie.

Reconoció que este tipo de actividades ha experimentado un auge de un tiempo a esta parte, lo que explica que muchos lleguen «sin saber a lo que se van a enfrentar». Eso sí, la primera vez que se empuña una espada, «impone».