Los crímenes de Lupe y Secundino, en el horizonte inmediato de la Audiencia

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

En apenas dos meses, sendos tribunales populares abordarán ambos asesinatos

24 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El mes de febrero del 2014 fue especialmente trágico en Pontevedra. En apenas unas semanas, la comarca se sobrecogió con los brutales asesinatos de Lupe Jiménez y de Secundino Prego. Junto con la muerte de las niñas Amaia y Candela el pasado verano en Moraña a manos presumiblemente de su padre, David Oubel, se trata de los crímenes más crueles que se han registrado en el entorno de la ciudad del Lérez en los últimos años. Si ambos homicidios prácticamente coincidieron en el tiempo, la casualidad ha provocado que, en el plazo de dos meses, sendos tribunales populares tengan que determinar la culpabilidad o no de los encausados por estos dos asesinatos.

El más cercano en el tiempo será el juicio de Lupe Jiménez. La sección cuarta de la Audiencia de Pontevedra ha habilitado dos días, el 16 y 17 de febrero, para la celebración de un juicio en el que se solicitan 20 años de prisión para el que era marido de la fallecida, José Cortiñas Romero.

Aquel 23 de febrero del 2014, el acusado acudió a la vivienda de Vilaboa propiedad de la madre de la fallecida y a la que esta se había trasladado por unas supuestas desavenencias matrimoniales. Madre de seis hijos, Lupe Jiménez estaba en su quinta semana de embarazo, un niño que su marido, con quien llevada casada veinticuatro años, consideraba erróneamente era fruto de un relación extramarital, aseguraron en su día familiares de la asesinada.

En cualquier caso, aquella tarde, Cortiñas convenció a la que aún era su esposa de que tenían que hablar con el objetivo de retomar la vida conyugal. Ambos se montaron en un Citroën ZX. Fue la última vez que sus hijos la vieron con vida. Dos días más tarde, el cadáver de Lupe Jiménez aparecía cosido a puñaladas cubierto con restos vegetales en O Pino. El fiscal tiene claro que, «sirviéndose de una navaja que previamente había preparado a fin de dar muerte a su esposa, procedió a apuñalarla».

Los forenses contabilizaron hasta doce cuchilladas en el tórax, tres en el cuello y una en la muñeca. Asimismo, le causaron «dos laceraciones cardíacas anteriores, con hemoperitoneo y hemoneumo-tórax, herida inciso contusa en el puente de la nariz, fractura desplazada de huesos propios y hematoma periobitario derecho y varias contusiones en la región frontal del cuero cabelludo». Concluyen, en este sentido, que la muerte de la pontevedresa fue «casi inmediata por la laceración cardíaca con hemopericardio».

El tribunal popular deberá confirmar o rechazar las tesis de las acusaciones. Esto es, determinar si Cortiñas es culpable o no de un asesinato en concurso ideal con un delito de aborto.

A las puertas de su casa

Idéntica petición de pena, 20 años de prisión, tiene previsto solicitar la teniente fiscal de Pontevedra, Carmen Novo, para Albertina Táboas y Rocío Gondar por el asesinato de Secundino Prego Amil a las puertas de su casa de Chancelas, en Poio. El juicio por este crimen, del que el próximo 3 de febrero se cumplirá el segundo aniversario, se desarrollará, en principio, a lo largo de cinco jornadas a partir del 28 de marzo en la sección segunda de la Audiencia.

Según trascendió, el ministerio público considera que existe una agravante de abuso de superioridad, mientras que la acusación particular alude a las de alevosía y precio o recompensa.

Aquella tarde, como cualquier otro domingo, Secundino Prego, de 84 años, acudió a la discoteca La Luna. Nada más regresar, cuando ya había oscurecido, las dos acusadas supuestamente le convencieron para ir a tomar una consumición en un bar cercano.

En el testimonio que prestó ante la Guardia Civil, que no ante el juez de instrucción, Rocío explicó que, en un momento dado, sacó una sartén o cazuela que ocultaba entre las ropas y comenzó a golpear al octogenario. Cuando el asa se rompió, supuestamente, echó mano del bastón con el que Secundino se ayudaba a caminar para terminar usando una piedra.

Si la Fiscalía encuadra la muerte de Lupe en la violencia machista, sospecha que el crimen del anciano de Poio tuvo como móvil el dinero. Albertina había sido designada heredera del fallecido, mientras que Rocío, según recoge el auto de apertura de juicio oral, habría accedido a participar en el crimen a raíz de «promesa de pago económico realizado» por su compañera de banquillo.