
Aboga por regular una profesión que ahora depende del propio auxiliar, del director o del centro
23 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Álvaro Estévez Martínez (Vigo, 1964) fue el primer cuidador hombre de un centro escolar en el municipio de Pontevedra. Con una trayectoria de más de veinte años, la mayoría en la escuela de educación infantil (EEI) Crespo Rivas de la ciudad, es una voz autorizada y comparte la necesidad de que la Xunta regule su profesión. En Pontevedra hay este curso 28 auxiliares cuidadores repartidos por escuelas y colegios.
-Acaba de crearse una asociación de técnicos educativos en Galicia para canalizar sus demandas, pero no fue el primer intento...
-Sí, ya hubo hace unos seis años una reunión, recuerdo que habíamos ido a Santiago, para impulsar una asociación. De aquella la cosa quedó un poco parada y no fue adelante. A ver ahora. Lo que ya se buscaba entonces es que se regularan las funciones del cuidador porque llegas a un centro y ni los directores ni la Xefatura Territorial de Educación tienen claro hasta dónde puedes llegar y hasta dónde no. Depende mucho de cada persona, de cada centro y de la jefatura que te toque.
-En la escuela infantil Crespo Rivas donde trabaja hay 225 niños. ¿Cuántos cuidadores son?
-Somos tres cuidadores para 22 niños con necesidades educativas especiales. En este centro, donde hay muchos niños, tenemos todo muy pautado y nos vamos cambiando de clase. También hay un PT (pedagogía terapéutica) y dos AL (audición y lenguaje).
-Es casi un 10 % del total de alumnos del centro. ¿Son suficientes tres cuidadores?
-No, se necesitaría más personal. Está claro. Hay niños y clases donde no puedes atender todo lo que quisieras para un buen funcionamiento. Para que el avance en el niño fuera más grande. Nosotros estamos en el aula y fuera del aula, haciendo ejercicios de movilidad aunque a lo mejor no somos especialistas.
-¿Qué pasaría si no existiera la figura del cuidador?
-Muchos niños sería complicado que estuvieran escolarizados. Casi diría que imposible. Hay niños que sería imposible que estuvieran escolarizados.
-¿Cómo es su día a día en el colegio? ¿Qué funciones realiza?
-Dependen de cada niño. Entras, esperas por el niño para llevarlo a clase. En la entrada esperamos en la puerta del colegio a esos 22, especialmente a los casos más complicados. Los llevas al aula, los ayudas a quitarse el abrigo y a ponerse el mandilón, y en clase, depende de la actividad que tengan, también se presta apoyo. Eso está coordinado.
-La mayoría tienen problemas de movilidad...
-Sí, de movilidad, y también hay casos de discapacidad intelectual que rompen un poco la dinámica de la clase porque se ponen a gritar o se tiran al suelo y tienes que estar pendiente. En algunas clases estamos todo el rato. También hacemos psicomotricidad dando apoyo, también en las meriendas, cuando van al baño...
-¿Por dónde debería ir la regulación de la profesión?
-Como auxiliares creo que debería ser un ciclo de FP. Otro pero es que hay muy pocos cursos para cuidadores dentro de la Administración. Por eso tendríamos que pelear porque a todos nos vendría bien actualizarnos. No hay que olvidar que trabajamos con niños. Otro problema es que la mayoría de los cuidadores son itinerantes, un año te toca uno, al siguiente otro. Y no hay una única vara de medir, cada uno tiene sus capacidades.
-A nivel personal, ¿va a asociarse a Asate, la nueva asociación de técnicos educativos?
-Sí, es interesante. Nos enteramos por la prensa, lo estuvimos hablando entre nosotros y vamos a contactar con ellos.