El día que el Teucro ganó a Motörhead

C. Pereiro PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

CARLOS PEREIRO

Las dificultades logísticas impidieron que la mítica banda actuase en el pabellón de Pontevedra en 1982

30 dic 2015 . Actualizado a las 05:30 h.

«Campanas de muerte resuenan, pues en la ciudad del rock ?n? roll se han quedado sin estrella», escribió Yosi Domínguez, cantante de Los Suaves, tras la muerte del irlandés Phyl Lynott, líder de la banda Thin Lizzy. Ayer doblaron de nuevo, la leyenda del rock Lemmy Kilmister fallecía víctima de un repentino y agresivo cáncer. El personaje se convertía en mito.

El primer concierto de la banda Motörhead en Galicia suele situarse en Santiago de Compostela en el 2002, en el Multiusos Fontes do Sar. La verdad es que aquel espectáculo era el segundo que los británicos celebraban en la comunidad gallega. El festival Félix Rock, acontecido en el campo de fútbol de San Andrés de Comesaña, en Vigo, tuvo ese honor. Cerraban un cartel compuesto por bandas como Kabuto Jr, Tarántula y Soziedad Alkohólika.

Muy pocos recuerdan que casi una década antes, el 21 de noviembre de 1982, Motörhead tenía programada un concierto en el pabellón municipal de deportes de Pontevedra, con Los Suaves como teloneros y a un precio de 800 pesetas. Un hito. Bien es cierto, que el concierto que pudo ser, nunca fue.

«Estábamos ya reunidos en una cafetería. Charli, Ángel, Montxo y yo. A veces las cosas no salen. Fue una pena, porque hubiera sido algo muy grande», cuenta Javier Domínguez que era baterista de Los Suaves por aquel entonces. Triunfantes tras el mítico concierto en el que abrieron para los Ramones en Riazor un año antes, tenían su segunda gran oportunidad de telonear a otra banda legendaria. Se enteraron de la suspensión ese mediodía, preparados para salir hacia Pontevedra, narra Javier Domínguez en su casa de Pontevedra mientras muestra el cartel. Lo guarda, claro, como un auténtico tesoro. «Estoy convencido que soy de los pocos que lo conserva. Charli fijo que no lo tiene, Yosi, lo dudo». En aquella cafetería hasta coincidieron con algunos fans portugueses de la banda inglesa, que les preguntaban cómo ir a Pontevedra. «Se lo indicamos claro. Por supuesto que ellos no sabían quiénes éramos ni que nosotros también íbamos hacia allí para abrirles el concierto», comenta Javier entre risas.

Días antes a su celebración ya se hablaba de una fuerte controversia en medio deportivos y musicales al interferirse, se decía que «de forma inexplicable», los contratos que barajaban entidades deportivas y promotores musicales. El día 22 de noviembre, se disputaría el clásico encuentro entre el Teucro y el Academia Octavio que imposibilitaba un desmontaje a tiempo del escenario de los británicos. Motörhead se encontraba en uno de sus mejores momentos embarcados en la exitosa gira del Iron Fist, publicado meses antes. No fueron pocos los artículos escritos en la época a raíz del mastodóntico montaje de luces y sonido que la banda llevaba para este espectáculo. Tan grande era, que los técnicos vieron imposible la celebración de ambos eventos. El Teucro ganó a Lemmy.

Los rumores se mezclan con el mito aquel día. No son pocos los adolescentes, por aquel entonces, que sitúan a Lemmy y su banda en Pontevedra igualmente. Paseando por las calles de la ciudad, haciendo algo de turismo y vistiendo los mismos atuendos de cuero y sombrero que lucían en sus discos y directos. «¡Están en la Oliva!», «¡Los vieron en la Herrería!», se gritaban mientras corrían por la capital de las Rías Baixas en busca de sus ídolos.

«Es posible que sea verdad. Las bandas por aquel entonces no tenían la logística de ahora para cancelar viajes. ¿Por qué no iban a estar unos días antes por Pontevedra?», habla el ex-Suave mientras saca otras joyas que guarda en su residencia pontevedresa, como el del primer concierto de Los Suaves, y admite lo irreal que parece situar en Pontevedra a Motörhead 32 años atrás. «Van muriendo todos los mitos», continúa, «hubiera sido algo brutal. Imagínate, estar ya con tu equipo para salir y que te digan que nada, que al final no». Un quiero y no puedo que finalmente ganó el nunca podrá ser.