Pontevedra, ejemplo en París

PONTEVEDRA CIUDAD

El modelo de ciudad aplicado en nuestra urbe fue seleccionado para concurrir a la cumbre del cambio climático, un reconocimiento relevante a los avances en este campo

06 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

De todos los galardones que hasta ahora ha recibido el modelo de ciudad que preconiza Pontevedra, considero que la presencia de nuestra capital en la cumbre del cambio climático que se celebra en París acaba de constituirse, sin duda, en el reconocimiento más importante. Tanto por la trascendencia del foro como por la puesta en valor del ejemplo pontevedrés.

El motivo de ser invitada nuestra ciudad a participar de semejante evento mundial, se basa en que el caso de Pontevedra supone un ejemplo práctico, con resultados medibles y concretos que acreditan la eliminación de la contaminación, merced al apaciguamiento de la circulación rodada y la limitación de velocidad que apareja.

A veces, por la cortedad de miras que produce ver las cosas desde una perspectiva muy local, quizás no apreciemos en su auténtica dimensión el mérito alcanzado por nuestra ciudad en esta materia, durante los tres últimos lustros.

La red de sensores repartidos entre las siete estaciones de medición que supervisa la Universidad, atestiguan un dato medible y por tanto incontestable: las políticas de calmado del tráfico han reportado una drástica eliminación de las emisiones de CO2 procedentes de los vehículos a motor. El porcentaje es impresionante. Las emisiones se han rebajado en más de un 60 % porque menos del diez por ciento de los coches que llegan a la ciudad del Lérez, acceden al centro urbano. Al mismo tiempo, la red de sensores también valora otros parámetros de calidad medioambiental como el ruido y las partículas en suspensión, que presentan curvas de decrecimiento sostenidas.

Pero no basta con ser ejemplo en Galicia, España y Europa. Pontevedra debe avanzar junto con otras ciudades del mundo en una mayor reducción de los gases de efecto invernadero. Precisamente, el alcalde Miguel Anxo Fernández Lores firmó el viernes junto a los regidores de otras 400 ciudades del mundo, una declaración que nos compromete a 340 millones de habitantes en el mundo, a contribuir a la reducción de la emisión de gases que dañan la atmósfera y que ponen en peligro el futuro del planeta Tierra a menos de cien años vista.

Un pacto mundial que pone a Pontevedra a la misma altura que Río de Janeiro, Madrid, Seúl, Estambul, Montreal, Chicago, Los Ángeles, Sidney, Estocolmo, Berlín y otras muchas ciudades, además de la propia París, en la obligación de preservar la Tierra para generaciones venideras.

La reforma y el indulto

Tamara y Ana, las dos profesoras que temían pasar tres años de sus vidas entre barrotes por incidentes sucedidos durante una huelga de trabajadores de instalaciones deportivas, respiran aliviadas desde que el miércoles La Voz de Galicia les anunció que iban a esquivar la condena gracias a la aplicación de la reforma del Código Penal. Según la noticia anticipada por este periódico, finalmente ha sido la última reforma de la norma que entró en vigor el pasado 1 de julio la que ha salvado de ir a la cárcel a las dos monitoras, que fueron acusadas de integrar un piquete que había arrojado un bote de pintura a la piscina olímpica del complejo de Pontemuiños durante las protestas que acaecieron en el 2010.

Flagrante incumplimiento

La aplicación de la citada reforma y en la franja más beneficiosa para las afectadas conforme la doctrina que propone el propio Código Penal, ha supuesto en la práctica una alternativa que ha resarcido a Tamara y Ana del flagrante incumplimiento de Alberto Ruiz-Gallardón y por extensión del Gobierno de la nación. Fue el anterior ministro de Justicia quien prometió, tras una reunión en julio del 2014 con los secretarios generales de CC.OO. y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, que se estudiaría la concesión de un indulto a ambas monitoras pontevedresas, conforme la presión social suscitada que se evidenció en las firmas recogidas y por las peticiones expresas que encabezaba el propio Juan Carlos Aladro, fiscal jefe de Pontevedra.

El problema fue que Ruiz-Gallardón se marchó del Gobierno y su sucesor, Rafael Catalá, así como el mismísimo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no se han querido dar por enterados de este asunto. No obstante, a Tamara y Ana en cierto modo sí que les ha ayudado el anterior ministro. Porque fue Ruiz-Gallardón el promotor de la última reforma del Código Penal, que dejó tramitada antes de su salida del Gobierno.