Volcando a 20 kilómetros por hora

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

El simulador de vuelco estuvo ubicado ayer en el campus universitario y hoy se desplazará hasta la plaza de Ourense.
El simulador de vuelco estuvo ubicado ayer en el campus universitario y hoy se desplazará hasta la plaza de Ourense. CApotillo< / span>

Un simulador permite revivir a cámara lenta un accidente de tráfico

29 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«No quisiera vivir esta experiencia». Quien habla es el portavoz de la Policía Local de Pontevedra tras experimentar qué se siente cuando un coche vuelca. En el marco del programa de sensibilización Cero Violencia Viaria, la firma Michelín ha puesto a disposición de los pontevedreses un vehículo que reproduce un accidente de estas características a 20 kilómetros por hora.

¿Que no es posible volcar a esa velocidad? Está demostrado, según precisa Rafael Soto Martín, responsable del simulador, que se puede sufrir una vuelta de campana, incluso, a velocidades inferiores. Solo hacen falta un par de volantazos consecutivos hacia una dirección y otra para que termine con las ruedas mirando al cielo.

Simular un siniestro a baja velocidad posibilita que los participantes puedan apreciar con nitidez toda la secuencia de movimientos de su cuerpo en caso de colisionar en carretera. Igualmente, pone de manifiesto cómo un correcto uso del cinturón de seguridad puede ser la mejor de las prevenciones. «Cuando el coche está boca abajo, el cuerpo se separa completamente del asiento y nos quedamos literalmente colgados. Confiad en el cinto, aguanta nueve mil kilos», advierte Rafael.

La mayor parte de la población no sabe colocarse correctamente el cinturón. Se sienta, lo coge, lo estira y lo engancha. Y en el mejor de los casos, le pega un tirón a la altura del estómago para ajustarlo.

Error. De este manera, lo único que se consigue es aumentar el impacto de la cabeza contra el techo. Es por ello que, tras anclarlo, hay que agarrar de la parte inferior de la banda diagonal del cinturón y, «tranquilamente, pero con fuerza», comenzar a tirar hacia arriba hasta que empiece a hacer presión sobre la cintura, momento en el que se soltará. «Se afloja. Parece que vuelve al mismo sitio, pero deja un margen. Dos o tres centímetros en horizontal suponen de diez a doce centímetros de recorrido vertical y entre seis y ocho hacia delante», aclara.

En cuanto a los usuarios de los asientos traseros, estos, además, tienen que fijarse en que el pulsador rojo del enganche queda hacia el exterior de su cuerpo. De otra manera, en los primeros compases del vuelco cualquier presión sobre el mismo provocaría que el cinturón se soltase con el riesgo que esto conlleva.

Y comienza la prueba. Para sentir en toda su plenitud el efecto de un vuelco recomiendan no agarrarse a nada -«en un accidente real es mejor agarrarse a todo lo que se pueda porque nos movemos menos»-. Así lo hacemos. El coche comienza a girar y la inercia nos empuja hacia la derecha, contra la ventanilla del acompañante, mientras el techo frena la cabeza. Son apenas unos segundos en los que el cuerpo se separa del asiento y los pies del suelo.

Los que ya han vivido esta experiencia en el mundo real repiten que sus accidentes «fueron tan rápidos que no se dieron cuenta de nada. Aquí se percatan de todo».