La Navarra espanta las penas con el canto tabernario

Elena Larriba García
Elena larriba PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Milagros Guzmán, propietaria del bar La Navarra, que regenta su hijo José María Ureta, será distinguida hoy por la asociación Maravallada por su apoyo a la recuperación de los cantos de taberna.
Milagros Guzmán, propietaria del bar La Navarra, que regenta su hijo José María Ureta, será distinguida hoy por la asociación Maravallada por su apoyo a la recuperación de los cantos de taberna. ramón leiro< / span>

La propietaria del emblemático local, Milagros Guzmán, será premiada por la revitalización del canto de taberna

29 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Milagros Guzmán Barros, propietaria de La Navarra, lo tiene claro: «El que canta, sus males espanta». Este bar es el más antiguo de Pontevedra -en enero cumplirá 90 años de historia-, y por su entusiasmo en la revitalización de los cantos de taberna hoy será premiado en una gala organizada por Maravallada, la asociación cultural y musical que desde hace cuatro años viene desarrollando, junto con el Concello, un exitoso programa de recuperación de los cantos tabernarios en los locales de la ciudad. Milagros es la viuda de José María Ureta, fallecido hace siete años, y ahora es su hijo, también llamado José María, quien regenta la emblemática taberna de la calle Princesa, fundada por su bisabuelo, Justo Ureta, en 1925. Es, por tanto, la cuarta generación de un negocio familiar que forma parte de la historia de Pontevedra. «Yo tengo 70 años, estoy jubilada y solo soy la recadera... Vete al banco, hay que ir a comprar tetilla, ábreme esa botella, esas cosas», comenta la madre.

Milagros Guzmán era profesora en el Colegio O Cruceiro de Vilalonga y colaboraba en los ensayos de los grupos de baile y gaitas de este centro de enseñanza porque siempre le gustó la música tradicional gallega. Asegura que, hasta que murió su marido, el mundo tabernario no era lo suyo, pero apoyó desde el principio la iniciativa de recuperar la costumbre de cantar en los bares. En realidad, en La Navarra nunca se perdió el espíritu genuino de los cantos de taberna, que ella escuchaba desde su casa, en el piso de arriba. «La gente mayor siempre fue muy aficionada a cantar y algún cliente de los más antiguos todavía lo hace». Sin embargo, reconoce que con la televisión, las maquinitas, los móviles, y demás, en los bares casi se ha dejado hasta de hablar. «Ya no se desahogan las penas cantando como antes». Eso sí, cuando Maravallada u otro grupo de cantos de taberna aparece por el local, todo el mundo se anima. «A los clientes les encanta y a nosotros nos favorece». ¿Y Milagros también se arranca a cantar cuando vienen? «Bueno, mi espíritu no estaba mucho para cantar, solo por lo bajito, llevando el ritmo con los pies bajo la mesa; y lo de bailar, en mi habitación y con la puerta cerrada». Aunque ella es de Mourente, la familia de su marido es oriunda de Navarra y es de suponer que en algún momento en este local también se cantase alguna jota de aquellas tierras. «Pues, seguramente, y yo alguna aprendí cuando era novia de mi marido para conquistarlo».

Cunca Maravallada

Maravallada ha querido personalizar el apoyo a la organización y difusión de los cantos de taberna en Milagros Guzmán porque «no seu local sempre acolle con sumo agrado a quen inicie unha cantiga ou se arranque a tanguer un instrumento». La Gala de Cantos de Taberna se celebrará esta noche, a las 21 horas, en la Casa da Luz, y la distinción que le entregarán es la Cunca Maravallada, obra de la ceramista local Xela Area. El acto estará guiado por Luis Enrique Correa, miembro de Os Carunchos, y contará con la actuación del cantautor Tino Baz.