Julio César Piñeiro se sacó tres títulos en un año, Elvira va por el quinto y Álex hace dos a la vez. Las lenguas están de moda
25 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Julio César Piñeiro se sacó el título superor de inglés, italiano y gallego en un año. Las dos últimas las hizo por libre; la primera, presencialmente. Se presentó a la prueba de nivel y entró directamente en el último curso. Y eso que no había estudiado demasiado, dice. Pero es asiduo a las series y los videojuegos en versión original. Fue así como aprendió casi todo lo que sabe de la lengua anglosajona. Aún hoy, para mantener fresco lo que aprendió durante el único año en que fue a clase, no concibe devorar capítulos de sagas ni películas en otro idioma que no sea el de filmación, que suele ser el inglés. Lo del italiano tiene una explicación más sencilla: el joven, que entonces contaba 21 años, acababa de regresar de un Erasmus en Roma. En tres meses aprendió lo suficiente como para regresar a Pontevedra, matricularse por libre en la Escola Oficial de Idiomas (EOI) y aprobar a la primera. Igual que el gallego.
Aprovechando que terminaba la carrera de Comunicación Audiovisual y antes de comenzar un máster, ese mismo verano se apuntó a una beca de inmersión lingüística de tres semanas en París. A su vuelta intentó hacer lo mismo que con los anteriores, pero se le pasaron los plazos, y finalmente se presentó a la convocatoria de junio, en la que sacó dos de las cuatro aptitudes de que consta cada examen. Le quedaron la expresión escrita y la oral para septiembre. Aprobó ambas.
Años en la EOI
Una vez completados los estudios se vio en el paro, y se lanzó de cabeza a un nuevo reto, doble: alemán y portugués en dosis condensadas (se apuntó al nivel básico integrado de luso, que aúna los dos primeros cursos en uno). Tras obtener una beca en Marruecos y flirtear con el árabe, regresó a Galicia y retomó el alemán, pero no así el portugués. De momento. Aún tiene 28 años.
También Elvira Lamas es un ejemplo de pasión por los idiomas. Tiene los ciclos superiores de inglés, alemán, italiano y francés. Ahora está con portugués, aunque la incompatibilidad de horarios con las clases particulares que da por las tardes le dificultan la asistencia a la EOI.
Lleva años matriculándose en ella casi sin descanso desde que una amiga -ahora profesora en el centro- la convenció para que se matriculara en alemán. Poco después fue ella la que, intentando hacer lo propio con una tercera amiga con el inglés, acabó saliendo de un aula para entrar en la siguiente. Lo de italiano le vino de familia: concretamente, de la que tiene en Sicilia y todavía no fue a visitar. Y el francés, casi por descarte. Aunque incialmente no conseguía engancharla por lo diferente que era a la germana -hasta el momento, su preferida-, los profesores con los que topó hicieron que acabara los seis cursos casi sin darse cuenta.
Dos a la vez
Álex Santiago es un ejemplo más frecuente entre las cuatro paredes de la Escola. Empezó a estudiar francés por su cuenta hace años, durante una estancia de tres meses con una beca de trabajo. Estudiante de Belas Artes, regresó más tarde al país vecino, pero en esta ocasión con todas las de la ley: hizo un máster en Cine argumental que, a pesar de ser bastante práctico, contenía cierta cantidad de teoría que los primeros días le agotaba mentalmente. Unas semanas después lo manejaba sin mucho problema. Hoy procura escuchar la radio y seguir en contacto con el idioma para no perder lo aprendido.
Ahora, aprovechando que está desempleado, se ha matriculado en inglés, para refrescarlo, y en portugués -«porque está aquí ao lado, baixo moito a Porto e é un idioma que me gusta-. Confiesa que estudiar dos lenguas a la vez en condiciones -hora y media de clase tres días a la semana- le roba bastante tiempo. Pero es útil y no lo descarta como opción de futuro.