Hay una cosa que te quiero decir en Pontevedra, Pablo

carmen garcía de burgos

PONTEVEDRA CIUDAD

CEDIDA

Una joven peluquera de Granollers se ha recorrido toda España siguiendo a Pablo Alborán. No faltará al concierto de septiembre en Pontevedra

28 ago 2015 . Actualizado a las 08:54 h.

Entre las locuras que Laura Sánchez ha hecho por su ídolo destaca una: «Lo llevé al programa de televisión Hay una cosa que te quiero decir. Al principio estábamos un poco nerviosos, pero luego mos relajamos, y estuvo muy bien». La joven peluquera vive en Granollers, pero se ha recorrido toda España siguiendo a Pablo Alborán. Es de las que casi empezó con él. Dio con su facebook por casualidad, y en él vio y escuchó sus primeras canciones. El malagueño colgaba vídeos cantando los que ya sus clásicos -Solamente tú y Te he echado de menos- sentado en el sofá blanco de su casa, y la catalana quedó prendada de su música y su voz. Así fue como dio con su web y reservó el disco antes de que saliera.

Su tatuaje

Y antes de tener disco se hizo su primer viaje, a Valencia, para verlo. Fue en un local pequeñito llamado El Mono, y allí también habló con él por primera vez. Desde entonces han pasado «buf, no sé, sesenta o setenta» conciertos por toda la geografía española y parte de la Europea. Ha ido hasta Lisboa, Oporto y París solo a verlo, y para esta última aventura lio a su mejor amiga, Vanesa García. Ella será también una de las tres jóvenes que le acompañe en su primer viaje en coche hasta Pontevedra. Será a principios de septiembre y lo harán para llegar a tiempo al concierto que Pablo Alborán ofrecerá en el exterior del Pazo da Cultura el día 11. «Cuando Vanesa me propuso que fuéramos a Ibiza a verlo este verano ya le dije que ahora ya está peor que yo», bromea Laura. Y eso que ella es de las fans de verdad. De las que pide al cantante que escriba en un papel una frase de una de sus canciones para tatuársela en el pie en recuerdo de su padre.

Escapó para estar con él

El cantante malagueño ya sabe su nombre. La conoce, y «siempre que puede -a veces es imposible por una cuestión de seguridad- me pregunta cómo estoy». A Laura nadie le echó la bronca cuando una tarde, al salir de una sesión de quimiterapia que le había sentado mal, se escapó en tren para ir al encuentro con él que le había tocado en un sorteo en Barcelona. Volvió más contenta de lo que se fue. «Me conocen, y saben que es mi hobby. Igual que a otros les gusta el fútbol o salir de copas, a mí me gusta ir a conciertos», explica. Pero no a cualquiera. «También me gusta mucho Melendi y otros artistas, pero él, por ejemplo, no se sabe mi nombre».