«Nos encantaría tocar en la plaza de España en la semana grande»

Elena Larriba García
Elena larriba PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Tino Domínguez, con gorra y sentado, con el resto de los Black Stones en los estudios Litium.
Tino Domínguez, con gorra y sentado, con el resto de los Black Stones en los estudios Litium. rebeca tizón< / span>

La renovada banda pontevedresa de los setenta suena con más fuerza que nunca

02 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Tres de ellos ya tocaban juntos hace 46 años en la formación original creada en 1969. Aunque todos son voces, Tino Domínguez ejerce para esta entrevista de portavoz con las aportaciones de los demás miembros de los Black Stones, una de las bandas precursoras de la movida pontevedresa de los 70. Entonces eran unos adolescentes aficionados a la música, hoy peinan canas o lucen calva y desde su reencuentro en el 2006 sus versiones de los grandes grupos de los sesenta y setenta suenan con más fuerza que nunca. La asociación Amigos de Pontevedra les distinguirá como tales en la xuntanza de la víspera de la Peregrina.

- ¿Qué significa este reconocimiento para el grupo?

-Estamos muy orgullosos de formar parte de la gran familia de Amigos de Pontevedra. Nos dijeron que es la primera vez que una propuesta para este premio se aprueba por unanimidad. Nos alegra que nos lo den en vida. Ja, ja!

-¿Cómo era el ambiente musical en Pontevedra cuando surgen los Black Stones?

-Había muchos grupos, pero menos que ahora y tocábamos en los festivales del Malvar, en la Boite del Universo y en concursos que se organizaban en Vigo y Santiago. Coetáneos nuestros eran Los Phonix, Los Drakars, Royal Juvens Group, Los Verdugos y otros grupos de Vigo como Clan, Los Zuecos, Los Cirios y Los Temples.

-No todos estaban al principio en la banda. ¿Quién es quién en los Black Stones de hoy?

-Los componentes originales éramos Toño Carbajo, Santi López, Miguel Guerra, Pachi Pazos y Tino Domínguez. Yo fui el último en entrar y estos me obligaron a hacer una prueba, con todo el morro. Miguel no se pudo incorporar en la segunda etapa y 37 años después le sustituyó su hermano Armando en el bajo, que había tocado en Los Phonix. Pachi tampoco pudo y le sustituyó en la batería Fredy Nistral, que también tiene una trayectoria musical. Y a mayores se incorporó Jaime, hermano de Toño, que es insustituible.

-Entonces tocaban la misma música que ahora, pero con menos medios, supongo.

-Tocábamos el mismo estilo, pero no de la misma forma, siempre versiones de The Beatles, Bee Gees, Eagles, Creedence, Stills, Nash & Young... En aquel momento para comprarte una guitarra y un amplificador había que ir al libro. Machacábamos aparatos de radio que enchufábamos al fono como amplificadores. Todo era material de circunstancias. Técnicamente, de entonces a ahora hay un abismo y nosotros también hemos madurado instrumentalmente como músicos.

-¿La banda llegó a tener tanto éxito como ahora?

-Participamos con éxito en la primera Justa Compostelana de la Canción para grupos noveles de toda Galicia. Quedamos terceros y nos entregó el premio Rosalía, una de las cantantes yeyé de los sesenta. Ganaron Los Temples de Vigo y de segundo quedó O Noso Tempo, un grupo de Santiago que lideraba Bibiano Morón. El concierto que dimos aquí en el Pabellón de Deportes, como teloneros de Camilo Sexto en su mejor época, fue nuestra primera actuación ante un público masivo. Estaba a rebosar.

-¿Se plantearon en algún momento vivir de la música?

-Para nada. Era la ilusión de unos chavales, pero enseguida la vida se te complica. Empezamos nuestras carreras en la universidad, otros se fueron a la mili y ahí es cuando se disuelve el grupo.

-¿Cómo se fraguó el reencuentro en el 2006?

-Toño y Jaime tocaban a veces con unos amigos de Santiago, nos enseñaron una grabación y nos entró de nuevo el gusanillo. Un día Javier el del Albatros nos dijo que teníamos que tocar en su pub, nos liamos y fue la primera actuación del reencuentro.

-Y ese concierto les dio alas.

-Nos quitó el miedo a volver a tocar en público, pero no tanto. Aún tardamos casi dos años en volver a actuar en el Liceo Casino, donde presentamos nuestro primer disco Medio Siglo. Entre medias hubo un punto de inflexión que fue venir a los estudios Litium, donde tenemos nuestro propio local de ensayo y grabamos. A partir de ahí nos empezaron a salir contratos.

-¿Black Stones es una banda tributo?

-No. Los temas que tocamos se defienden solos. Son éxitos de los grandes grupos de los sesenta y setenta que todo el mundo conoce. Tenemos dos discos: Medio Siglo es un recopilatorio, pero Black Stones Forever son todos temas compuestos por nosotros.

-Entre los jóvenes también despiertan simpatías. ¿A qué creen que se debe?

-Es la música, no el grupo, y lo que les sorprende es que seamos un grupo vocal, de cuatro y cinco voces. Eso ya no lo hace nadie y menos unos señores mayores (risas). Los jóvenes de hoy conocen todas las canciones y las cantan en nuestros conciertos. Tienen un acceso la música que nosotros no teníamos entonces.

-¿Por contra, les molesta que les llamen viejas glorias?

-En absoluto, viejos somos. En el próximo cartel vamos poner: ¡Black Stones, véalos antes de que palmen!? (más risas). Como nos dijo un día un repartidor de Coca-Cola al vernos ensayar en Albatros: ?¡Carallo!, que ben afinan estos velliños?.

-¿Qué opinan de los nuevos grupos emergentes locales?

-Hay mucho talento. Te puede gustar o no la música que hacen, pero hay gente muy buena que se lo está trabajando para salir adelante. Lo que pasa es que hay una masificación de grupos increíble y no lo tienen más fácil que en nuestra época para tocar, salvo en medios técnicos, claro, y gratis.

tino domínguez miembro de black Stones

«Estamos muy orgullosos de que se nos reconozca como Amigos de Pontevedra»

«El concierto de reencuentro del 2006 en Albatros nos quitó el miedo a volver a tocar»

«Es la música, no el grupo, lo que despierta las simpatías del público»