Toros, cuestión de pragmatismo

PONTEVEDRA CIUDAD

La fiesta taurina supone cada año un estímulo para los establecimientos hosteleros.
La fiesta taurina supone cada año un estímulo para los establecimientos hosteleros.

Lores y el BNG evitan prohibir la celebración taurina en la ciudad conscientes del arrastre social y económico que generan, pese a entrar en contradicción con su ideario

26 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Miguel Anxo Fernández Lores no es Xulio Ferreiro. El alcalde pontevedrés tiene muchísimas horas de vuelo frente al neófito regidor coruñés. Mientras en la ciudad herculina comienzan a vivir una especie de convulsión sociopolítica con los nuevos modos del inquilino de María Pita, en la ciudad del Lérez ya pasamos ese sarampión y ahora estamos «moi afeitos» al pragmatismo con el que tanto el ocupante del sillón de Michelena 30, como su gabinete municipal, se conducen en determinados asuntos.

En términos propios de la cuestión que nos ocupará, Lores sería un maestro curtido, con bastantes cornadas, de los que se dice que «está muy placeado», mientras que Ferreiro vendría a ser un maletilla recién llegado, que aún está en los tentaderos.

El BNG intentó en sede parlamentaria que Galicia fuera declarada territorio antitaurino siguiendo el símil catalán. La mayoría del PP lo impidió. Ocurría en junio del 2013.

Aunque el alcalde pontevedrés tenga entre sus convicciones personales ser tan antitaurino como Francisco Jorquera o Ana Pontón, los años en el cargo le han enseñado que por mucho que le cueste a veces, tiene que ser alcalde «para y de todos los pontevedreses». Lo que incluye también a los miles de taurinos de la ciudad, entre los que, a buen seguro, tuvo también votantes.

De modo que Pontevedra seguirá siendo la única referencia taurina de Galicia por unos cuantos años más, como se deduce del acuerdo plenario tomado esta semana. La continuidad del convenio entre Concello y la empresa Plazas y Toros, de los hermanos Lozano, propietaria del coso de San Roque, garantiza que seguirán celebrándose corridas de toros y de rejoneo a caballo.

El escenario político

Marea intentó abortar la continuidad del convenio entre Concello y empresarios taurinos, para lo que contó con la colaboración interesada y llamativa de María Rey (Ciudadanos) y de los tres ediles del PSOE. La primera se desmarcó de los postulados de Albert Rivera. Y los socialistas han vuelto a negarse a sí mismos después de venir apoyando la continuidad del convenio desde hace un montón de años, tantos como fueron socios de gobierno del BNG.

Así las cosas, las circunstancias motivaron un matrimonio de conveniencia: BNG y PP votaron juntos y a favor de la continuidad del convenio, que volverá a suscribirse por 47.500 euros, la misma cantidad que en las últimas anualidades. El PP lo hizo porque mantiene una posición pro-taurina o al menos no es contrario. El BNG por puro pragmatismo, convenientemente maquillado.

Para que resulte más digerible, una de las cláusulas del convenio dirá, de nuevo, que la aportación municipal es para usos de la plaza en «espectáculos non taurinos». Un texto que Lores y su equipo modificaron a partir del 2001. Porque como reveló este periódico en una información de Cristina Barral que La Voz publicó en agosto del 2014, durante los dos primeros años de mandato, el BNG subvencionó directamente los toros (con seis millones de pesetas) sin ponerse la pinza en la nariz. Es a partir de aquel año cuando se introdujo la modificación semántica. Y, de paso, se incrementó la asignación.

Justas medievales

Por consiguiente, el Concello volverá a pagar una pasta a los Lozano para albergar solo las justas medievales que se celebran en la Feira Franca. ¿Un pretexto? Pues si no lo es, lo parece.