«Wert se va, pero la Lomce sigue ahí»

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

CAPOTILLO

Los mejores del selectivo en Pontevedra debaten sobre su futuro y el de la educación

28 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La mejor nota de la selectividad en Pontevedra correspondió este año a una alumna del colegio privado Sagrado Corazón. Laura Arroyo obtuvo un 9,9 en la fase general, la segunda puntuación más alta de Galicia. Pero en los institutos públicos de la ciudad hay estudiantes brillantes que no se quedaron muy lejos de esa nota. La Voz mantuvo un encuentro con ellos para conocer sus impresiones sobre la prueba de acceso a la universidad (PAU) y sus planes de futuro.

Helena Egea, Natalia Vieites, Xoel Mato, Daniel González, Aldara Otero y Andrés Vidal coinciden en que el selectivo no fue tan fiero como lo pintaban, pero ninguno repetiría la experiencia. «Al final fue hasta divertido, pero la presión previa fue mucha», apunta Andrés, alumno del IES Sánchez Cantón. Con los agobios ya superados y casi olvidados, en general se muestran contentos con la nota alcanzada, que a todos les permitirá estudiar la carrera elegida.

La charla en la Alameda del pasado viernes coincide con el relevo de José Ignacio Wert al frente del Ministerio de Educación. Algunos estaban enterados y otros todavía no. No saben el nombre de su sustituto -Íñigo Méndez de Vigo-, pero tienen claro que hacerlo peor que Wert «va a ser difícil». Estos chicos defienden el valor de la educación pública y la necesidad de destinar recursos para mantener su calidad y, sobre todo, la igualdad de oportunidades. Andrés se queja de que las becas «son pocas» -él solicitó una- y Helena Egea, del IES A Xunqueira I, recuerda que Wert ya que no está, pero que Ley de Mejora de la Calidad Educativa (Lomce) «sigue ahí».

Afrontan con ilusión y ganas la nueva etapa vital que tienen por delante. Lo que peor llevan es el papeleo y los trámites administrativos para matricularse en las titulaciones. Además de buscar piso o colegio mayor. De los seis, dos se irán fuera de Galicia para seguir formándose. Xoel Mato, del IES Frei Martín Sarmiento, a Barcelona para estudiar Genética. Andrés a Madrid para hacer Medicina. Este hijo de profesores tenía claro que no podía estudiar otra cosa: «Tengo dos hermanas mayores que ya estudiaron Medicina en Madrid, así que...». Ni a él ni a Natalia Vieites, del IES Valle Inclán, que también estudiará Medicina, pero en Santiago, le tiran para atrás los seis años de carrera más la especialidad. «Es una carrera superbonita y una vez que empiezas supongo que no piensas en eso», dice Andrés, que bromea con que tiene mala letra, «como de médico».

Natalia barajó otras opciones dentro del campo de las ciencias de la salud antes de decantarse por Medicina. «No tuve una vocación muy clara hasta hace un par de meses. Y tuvo mucho que ver algo que leí sobre unas enfermedades horribles. A veces me pregunto si voy a ser capaz...», reconoce.

Daniel González, del IES A Xunqueira II, también opta por la USC, donde cursará Ingeniería Química. No descarta irse el segundo año a Barcelona, «porque dicen que es la mejor de España». Le gustaría dedicarse en el futuro a la investigación. En Galicia, pero también sin destino decidido al tener varias alternativas, también estudiará Helena, que eligió Ingeniería Informática. Esta joven tenía claro desde 4º de la ESO que esta era su vocación. Y eso que, admite, «casi saco mejores notas en letras, pero las ciencias me gustan más».

Para Aldara Otero, del IES Torrente Ballester, su prioridad es la música. En concreto, el violín. Quiere estudiar el grado superior de este instrumento en un conservatorio. Hizo la preinscripción en Vigo y en San Sebastián. Todavía no sabe por qué centro se decantará porque en los dos tiene plaza. No descarta compaginar los estudios musicales con otro grado. No tiene mucho tiempo para decidirse. Está entre Derecho o Periodismo, o incluso el doble grado en Derecho y Relaciones Laborales. «Mi prioridad es la música, pero siempre me gustó el Derecho penal para luchar contra las injusticias», señala. ¿Y podrá con todo? «Lo primero es la música, el otro grado no tengo por qué sacarlo en cuatro años, así que ya veré», reflexiona.

Aficiones diversas

Al margen de los estudios, donde está claro que los seis se defienden con creces, buscan tiempo para sus aficiones. A la común de salir con amigos, añaden otras. A Aldara, además de la música, le gusta leer y pintar. Andrés suma a la música, el cine y tocar el piano. Helena, además de tocar el violín, como Aldara -de hecho coincidieron de pequeñas en el conservatorio Mayeusis- le gusta cantar. Forma parte del coro de su instituto y cantó en el acto de graduación. Lo de Xoel, junto a la música y la lectura, son los ordenadores y los móviles. Le gusta destriparlos para después arreglarlos. La lectura es otra de las aficiones de Natalia, a las que últimamente ha incorporado la bicicleta. «Montar en bici es una forma de relajarme también y desconectar», comenta. Jugar al fútbol y a los videojuegos son los pasatiempos de Daniel. Aunque dominan las nuevas tecnologías, les gusta casi más leer en papel.

Algunos como Xoel no tendrán verdaderas vacaciones hasta agosto, cuando concluyan los trámites. No todos se presentarán a los premios extraordinarios de bachillerato: «Dependerá de si coinciden bien los exámenes». Con «ganas de cambiar de aires» y de vivir la experiencia universitaria esperan el otoño.