El desdoblamiento de la avenida de Vigo marca una escalada de mejoras viarias que adecentarán la fachada urbana

28 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

En el transcurso de este año y los dos siguientes, Pontevedra va a experimentar una sustancial mejora de su aspecto como urbe en lo que concierne a los principales accesos de entrada y salida por los cuatro puntos cardinales.

La ejecución de diversos proyectos de infraestructuras y la recuperación de algunos espacios, mediante inversiones compartidas con otras administraciones van a reportar un lifting que estará en consonancia con el ya obrado en gran parte del tejido de calles y plazas del casco urbano en los últimos 16 años.

En esta ciudad ya hemos aprendido que unas comunicaciones mejoradas, con tratamiento de espacios humanizados, bien iluminados y señalizados, ofrecen una sustancial mejora de confort para quienes vivimos aquí así como una mejora de la imagen que se llevan cuantos nos visitan.

La entrada en servicio, de momento parcial, del desdoblamiento de la avenida de Vigo ya supone una progresión en uno de los principales accesos a la ciudad. Por ahí entran una media diaria de 14.000 vehículos que llegan por la carretera N-550 más una parte de los 33.000 coches que empleamos a diario la Autopista AP-9 para desplazarnos entre la capital y Vigo.

El estreno de ese vial y la necesaria reforma y adecuación de la vieja avenida de Vigo deberán contribuir a fluidificar ese caudal de tráfico tan intenso que soportaba el anterior acceso único de entrada y salida. Junto a esa filosofía de racionalización, subrayo el gran acierto que supone haber habilitado un aparcamiento disuasorio cerca del Instituto Torrente Ballester. Este tipo de «medidas de acompañamiento» deberían ser más habituales.

El convenio entre Fomento y Concello, presupuestado en 4 millones de euros, contempla además obras complementarias en la avenida de la Estación, paseo de los Gafos y reforma de la rotonda de Ponte Bolera que terminarán de cambiar la configuración del acceso por el sur de la ciudad.

Por cierto a ver si el Ayuntamiento resuelve pronto el bautizo del nuevo vial por que hablar y escribir del «desdoblamiento de la Avenida de Vigo» resulta tedioso. Ya sea avenida Adolfo Suárez -como había pedido el PP en reconocimiento acertado al presidente de la transición- o como finalmente decida el Bloque. ¡pero que le pongan nombre!

A expensas de las elecciones generales

Por el oeste el vial principal es la Avenida de Marín. Tráfico y humanización han logrado un punto de convivencia equilibrada. La reforma urbana ejecutada hace unos años dio lugar a la archiutilizada senda del colesterol con la habilitación del paseo que discurre al lado de la ría. Esta actuación tan feliz podría tener una prolongación si Lores logra arrancar de Pastor un compromiso formal para que ejecute la ampliación hasta Marín como la propia ministra prometió en la reciente campaña electoral.

Mientras esa idea madura, el Concello tiene una herramienta propia para permeabilizar más esa zona de la ciudad: la compra de la antigua finca de Malvar. El desembolso para el Concello es muy asequible (100.000 euros) y el propósito es habilitar un espacio que hoy en día está en ruinas y es pasto de maleza, ratas y suciedad, para el disfrute ciudadano lo que permitiría conectarlo con la senda de la avenida de Marín.

Por el este, la ciudad deberá beneficiarse del proyecto que Louzán deja aprobado para que sea licitado y cuya ejecución deberá heredar el gobierno bipartito de Carmela Silva y César Mosquera. Ya se preocupará el nacionalista de marcar de cerca a los socios para que se consume el gasto previsto de 2,4 millones de euros. Se trata de la llamada ronda este que conectaría el nudo de O Marco con Montecelo para aliviar el tráfico de travesía.

Reforma de Bomberos

Por el norte, el gran proyecto pendiente es la reforma del nudo de Bomberos, que conllevará una metamorfosis muy importante de esa zona de la ciudad. El gasto de 6 millones de euros deberá traducirse en la puesta en valor del puente de As Correntes; en un reajuste de las conexiones con la AP-9 y las carreteras autonómicas hacia Sanxenxo y Vilagarcía. Tal y como van los plazos, con elecciones generales de por medio, este proyecto podría comenzar este año con dificultades y se ejecutaría hasta 2017 si no sufre una paralización.

Precisamente el nuevo escenario político que podrían deparar los resultados de las elecciones generales pone mucho más en jaque la viabilidad del proyecto más caro de cuantos puedan consumar ese lifting de Pontevedra a pocos años vista. Son casi 60 millones de euros que plantea gastarse el Ministerio de Fomento en el tramo A Ermida-Vilaboa de la pretendida Autovía A-57, según el contrato adjudicado.

El proyecto, un empeño de la ministra Ana Pastor que quiere dejar huella en su tierra de residencia, solo supone una pequeña parte de la tantas veces prometida circunvalación y una mínima porción de la reiterada Autovía alternativa entre Pontevedra y Vigo. Esta infraestructura tiene en ascuas a vecinos de Marcón, Tomeza y Vilaboa que se organizaron en la plataforma Salvemos A Fracha para evitar que se consume lo que juzgan como un dispendio de dinero y un atentado medioambiental.

Si en lugar de Rajoy son Pedro Sánchez o Pablo Iglesias el próximo inquilino de La Moncloa, veremos que pasa.