Militares de la Brilat supervisan la investigación en la Antártida

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Los tres militares de la Brilat, ante la base española en la Antártida.
Los tres militares de la Brilat, ante la base española en la Antártida.

José Ignacio Cuen es responsable del área logística, María Dolores Muñoz se ocupa de la sanidad y Manuel Barcia es el oficial de comunicaciones

15 feb 2015 . Actualizado a las 09:39 h.

«Es la misión internacional más antigua del Ejército de Tierra y no es comparable a ninguna otra». Vía correo electrónico, el comandante José Ignacio Cuen García alude a la misión de la Antártida, unas palabras que comparte la también comandante María Dolores Muñoz Pérez, si bien apostilla que esta campaña «es también de las más desconocidas».

Ambos militares, así como el teniente de transmisiones Manuel Barcia Loira, están adscritos a la Brilat de Pontevedra. Sin embargo, desde hace unos meses son, junto con otros nueve militares de distintas unidades de la Ejército, han cambiado el clima gallego por los rigores del antártico. No en vano, son responsables de que todo funcione con normalidad en la base de Isla Decepción. Mientras José Ignacio Cuen es responsable del área logística, María Dolores Muñoz vela por la salud del personal militar y científico, y Manuel Barcia es el oficial de comunicaciones.

Todos coinciden en que están viviendo una «oportunidad única», nada comparable a otras campañas militares. De hecho, todos asumen los riesgos que entrañan determinados despliegues. Escenarios complicados como los de Kosovo, Afganistán o Líbano.

«No se trata de una operación de mantenimiento de la paz o de estabilización de una zona», reseñó José Ignacio Cuen, lo que no quiere decir que no existan peligros. «En esta misión nuestro enemigo no va armado ni tiene artefactos explosivos, pero también puede ser muy cruel. Nuestra enemiga es la madre naturaleza que, en cuestión de segundos, puede hacer que un día espléndido de sol se convierta en una gran ventisca con rachas de viento de hasta 80 kilómetros que nos dificulta enormemente nuestro trabajo», añade María Dolores Muñoz.