El káiser que llegó sin hacer ruido

Aleixandre Méndez
Álex Méndez PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Kevin Presa ha pasado en menos de un año de jugar en el filial del Pontevedra a ser indiscutible como mediocentro en el primer equipo

27 nov 2014 . Actualizado a las 17:46 h.

El 17 de noviembre del 2013, un desconocido Kevin Presa (Ponteareas, 1994), que militaba en el filial granate, debutó con el primer equipo del Pontevedra en Pasarón frente al Cerceda entrando al campo en sustitución de David García. En aquel encuentro, que acabó con derrota local por 1 a 2, disputó 23 minutos. Pero, apenas un año después, aquel joven mediocentro se ha convertido en todo un káiser en la parcela ancha granate, como demuestra el hecho de que, en lo que va de liga, haya tenido minutos en todos las jornadas.

Su proyección desde su debut, por tanto, ha sido meteórica. Pero esto no significa que el camino haya sido fácil. Kevin, que en su primera temporada como juvenil militó en el Sárdoma, empezó a soñar con el profesionalismo al año siguiente al fichar por el Noja cántabro para jugar en Tercera. Sin embargo, lo que vivió fue un año en blanco, después de que su anterior club no le concediese la baja y le impidiese jugar ese curso.

Tras ese mal trago, en el verano del 2012, llegó al Pontevedra de la mano del anterior presidente, José Manuel Fernández, en su tercera y última campaña como juvenil. Su calidad llamó la atención del entonces técnico del filial, Manu Fernández, que contó con él para la pretemporada. Pero entonces, la fortuna volvió a jugarle una mala pasada al romperse el ligamento cruzado, que le mantuvo de nuevo prácticamente todo el año en blanco.

Todavía con fuerzas para volver a levantarse, la pasada temporada comenzó el curso en el filial granate, donde acabó de convencer a Manu Fernández. Y cuando el técnico pontevedrés se hizo con las riendas del primer equipo, no tardó en echar mano de un Kevin que unas semanas después empezó a hacerse habitual en las convocatorias y a disfrutar cada vez de más minutos por su solvencia en una posición de mucho trabajo oscuro. Por ello, el ponteareano solo tiene palabras de agradecimiento para el técnico que le dio la alternativa. «Manu [Fernández] fue quien me dio la oportunidad, por eso siempre digo que, si hoy en día estoy donde estoy, es en gran parte gracias a él», agradece Kevin.

En todo caso, desde entonces el joven centrocampista se ha ganado a pulso el puesto. De su debut recuerda que el exgranate Candela, con el que compartía posición, «me animó mucho, me dijo que estuviera tranquilo». Y también guarda un buen recuerdo de lo que supuso para él tener que luchar por el puesto con otros como Pedro Crespo, Lede, Moreira o David García, ya que «es gente con más experiencia, y siempre se aprende de ellos».

Tras ganarse la renovación en el campo, Kevin Presa ya inició este curso como miembro de pleno derecho del primer equipo granate, aunque de nuevo se encontró con mucha competencia en su demarcación con el fichaje de un Pedro García hacia el que se deshace en elogios. «Es un jugador con mucha personalidad que tiene experiencia a pesar de su juventud -destaca-. Como persona y como compañero es espectacular, siempre me ayuda mucho», agrega. Sin embargo, desde principio de curso ha logrado hacerse un fijo en el once, por lo que no oculta que «esta temporada a nivel personal está siendo una alegría para mí -admite-. Después de haber contado ya el año pasado para el entrenador, seguir contando ahora tanto para Manu como para Milo y Luisito es un orgullo y me anima a seguir trabajando», añade.

El trabajo como máxima

Precisamente, con Luisito, Kevin ha ganado todavía más galones, ya que desde su llegada solo se ha perdido tres minutos de juego, alternando partidos en los que actuó en un doble pivote junto a Pedro García con otros en los que jugó como único mediocentro, aunque asegura sentirse «cómodo en las dos situaciones». «Me gusta jugar por delante de la defensa, pero en el doble pivote tengo más libertad para irme al ataque. Y puedo cumplir como central si el entrenador lo necesita», afirma. Aunque tiene claro que el secreto, más que en la versatilidad, está en la implicación. «Quizá no esperaba contar con tantos minutos, pero día tras día trabajo a tope para ello», afirma un Kevin que ha pasado del filial a imprescindible en el primer equipo del Pontevedra sin hacer ruido.