Donde Suárez decidió dimitir

Susana Luaña, Maruxa Alfonso O GROVE/ LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

CEDIDA

Aquello de que su marcha beneficiaba a España lo meditó en su veraneo en la Atlántida, una torre frente a la playa de A Lanzada, en O Grove

25 mar 2014 . Actualizado a las 15:21 h.

Cuando Pepe Vázquez le abrió a Adolfo Suárez las puertas de su impresionante finca con vistas a la playa de A Lanzada, poco podría imaginar que unos meses después el presidente del Gobierno sorprendería a toda España con su dimisión. Pero así fue, y según declaró Suárez Illana, su padre lo meditó en esas vacaciones en O Grove, en agosto de 1980.

Pepe Vázquez es hijo de Raimundo Vázquez, uno de los más poderosos empresarios de la Pontevedra de entonces. Pero Raimundo ya había fallecido y la Atlántida la disfrutaban sus hijos. «Un día llegaron Quiroga y Crespo Alfaya y nos dijeron que habían pensado en la finca para unas vacaciones del presidente del Gobierno, ya que reunía las condiciones». Y ciertamente así era. Un total de 42.000 metros cuadrados, un torreón con vistas al mar y una casa aislada con diez habitaciones y nueve cuartos de baño era el lugar apropiado para alojar a Suárez y a su familia, que llegaron nada más empezar agosto.

Fue Pepe Vázquez el que hizo de anfitrión. Él y su familia se fueron y la vivienda se transformó en una fortaleza. «Había un bungaló en el que instalaron un montón de teléfonos y todos los equipos de seguridad, y cien policías rodeaban la finca». La comida se la servía el Gran Hotel de A Toxa. El que ahora es su director, Francisco Marcos, era entonces el jefe de compras y a menudo se encargaba del envío. «Una vez hasta tomé café con su señora», recuerda con nostalgia.

La visita de Suárez quedó marcada en la memoria de muchos grovenses. Juan Figueiro es uno de ellos. Este policía local fue entonces elegido para hacer las labores de guardaespaldas, «porque éramos os que andábamos nas motos». Durante cuatro o cinco días su misión fue la de vigilar la Atlántida, a pie de puerta. «Era unha persoa moi humana, moi cercana», sostiene. Recuerda que un día el presidente fue a verlos mientras comían y, al ver que su menú no era el mismo que el de los agentes, pidió que se lo cambiaran. «Déronnos langosta e carne», añade.

Francisco López Franco tampoco se olvida del expresidente. Este político grovense capitaneaba entonces las juventudes de la UCD de Galicia y, como tal, «fomos a recibilo ao aeroporto da Lanzada». «Traballei con el, tiñamos unha relación fluída», relata. Su misión era la de poner en marcha las juventudes del partido y, una vez conseguido, dejó el puesto.

Pero el que sin duda tuvo un papel fundamental en la visita de Suárez a la localidad grovense fue Alfredo Bea, que años después sería alcalde de la localidad. «Foi meu pai quen o invitou a vir ao Grove», explica ahora Alfredo Bea hijo, concejal del PGD en el Concello.