La familia de Sonia Iglesias carga contra su pareja ante la jueza

maría conde PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

CAPOTILLO

La hermana dice que «parecía que estaba cada vez máis tranquilo»

12 nov 2013 . Actualizado a las 13:33 h.

Reconstruir el día de la desaparición de Sonia Iglesias y los pasos que dio la familia aquella jornada del 18 de agosto del 2010. A ello estaba enfocada ayer la comparecencia de Maricarmen Iglesias y Carmen Eirín, la hermana y la madre de la pontevedresa, ante la jueza especializada en jurisdicción de violencia sobre la mujer de Pontevedra, que intenta reactivar con estas nuevas declaraciones un caso en el que no se practicaban nuevas diligencias desde hace algo más de un año.

Hasta ayer, ambas solo habían declarado como testigos ante la policía el mismo día de la desaparición y en fechas posteriores. Madre e hija llegaron a los juzgados de A Parda sobre las 8.45 horas y declararon durante aproximadamente hora y media ante la jueza Rosa María García Pardo, en presencia del fiscal Juan Carlos Aladro, la abogada de la familia y el abogado del único imputado, la pareja de Sonia, Julio Araújo.

Recordar lo ocurrido

A su salida, Maricarmen Iglesias reconoció que para ella, lo «máis destacable» en las reacciones de aquel 18 de agosto de hace tres años «é que nós, a medida que pasaba o tempo, nos iamos poñendo cada vez máis nerviosos, porque viamos que pasaban as horas e non sabiamos nada dela. E nembargante a súa parella cada vez parecía que estaba máis tranquilo. Iso xa nos denotou que algo raro pasaba».

Añadió que ese día no habló personalmente con Sonia, pero sí el anterior por teléfono, «e a notei normal». El 18 de agosto ella acudió al centro de trabajo de su hermana a las 13.25 horas, cinco minutos antes de su hora de entrada, y explicó que, al no aparecer, una compañera llamó al móvil a Sonia, «e xa saía o contestador». Después de esa primera llamada, hubo otra al teléfono fijo, en la que se avisó del retraso de Sonia a Julio Araújo. Maricarmen fue con su hija y su sobrino a casa de sus padres, desde donde volvieron a llamar al trabajo de su hermana sobre las 14 horas. Al no haber noticias de su paradero, contactaron de nuevo con Araújo para que fuera a buscar a la madre de Sonia, a fin de preguntar en los hospitales y centros de salud, y este la recogió a las 15.30.

Volver a rastrear el pasado

Recordó que fueron a visitar al zapatero, penúltima persona que vio a la desaparecida -el último fue el propio Julio Araújo, de cuyo coche se bajó Sonia para hacer unos recados pasadas las diez de la mañana-, y después se trasladaron a comisaría. Julio siguió buscando a Sonia por Pontevedra, hasta que puso la denuncia de la desaparición a primera hora de la noche y fue a comunicarlo a la familia.

Por su parte, la madre de Sonia, Carmen Eirín, visiblemente afectada, solo pudo comentar públicamente que se siente «impotente».

Además de ambas familiares, ayer también prestaron declaración una empleada de una cafetería en la que ese día desayunó solo Julio Araújo, entre las 11 y las 11.30 horas, después de dejar a Sonia, así como una amiga de la desaparecida. Todas las declaraciones, en palabras del abogado de Araújo, vienen a refrendar lo ya declarado y «non aportan absolutamente nada novo, a xente remítese aos datos da declaración anterior». «O tema das horas xa foi concretado e perfilado no seu momento e agora a xente se ratifica», indicó.