«Coser é o que me gusta da vida, máis que calquera cousa»

nacho mirás SANTIAGO / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

SANDRA ALONSO

Patentó un sistema de corte y confección que revolucionó la enseñanza

05 nov 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Hagan memoria. Caminan por República do Salvador -o, hace unos años, por Doutor Teixeiro-, alzan la vista y les llama la atención una galería. Es una especie de muestrario de trajes y vestidos que se exhiben detrás de los cristales. Y debajo de cada uno, el nombre de la persona que lo confeccionó: «Traje de fiesta confeccionado por Margarita, de Valga» ¿Les suena? Susa Suárez, en cuya mirada todavía se adivina a aquella niña que empezó a coser para remendar la ropa de trabajo de sus hermanos, ha dejado una huella imborrable en Compostela.

«Coser é o que máis me gustaba da vida, máis que calquera cousa -dice- aprendín das mellores modistas que había en Carballo, que eran as Xacobas, fabulosas, pero tan rectas tan rectas que iso quedou gravado en min. Foron elas as que forxaron o meu carácter, que eu era unha mosquiña morta».

Cuando le pides que escoja un rincón de la ciudad en la que vive desde hace 33 años, apenas duda: «A miña academia, en República do Salvador». Y aunque hoy está jubilada y es una antigua alumna la que dirige el centro de formación, su nombre, que es también su marca y su prestigio, sigue rotulado en la fachada en letras de molde.

«Non me saquedes rindo na foto -insiste- que a xente non me recoñecería; sempre tiven fama de ser unha muller seria»; es la herencia de sus maestras, las Xacobas de Carballo.

Susa revolucionó la manera de formar profesionales del corte y la confección. Y hasta tal punto lo hizo que su sistema patentado ha sido plagiado: «Pero no fondo non me importa, quere dicir que o traballo está ben feito».

«Fágolle a roupa sen probar»

Aquellas Xacobas, mujeres de carácter y puntadas rectas, hacían algo que, al final, sería el germen del sistema de enseñanza patentado Suárez: enseñaban a coser a sus alumnas haciéndose su propia ropa, nada de trajes de papel o eternas jornadas hilvanando mangas para otros cuerpos. «Se o corpo non ten moitos defectos -explica la maestra- se é un corpiño xeitoso, fágolle a roupa sen probar».

Susa echa la vista atrás y le salen miles de horas de vuelo, tanto a los pedales de la Refrey como dibujando, cortando y, en definitiva, transmitiendo todo lo que lleva dentro. Son muchos cientos los alumnos que han pasado por sus sus centros de formación en todos estos años, tanto en Carballo como en Santiago y Pontevedra.

El alumnado de sus academias siempre fue, mayoritariamente, femenino. Pero eso ha ido cambiando con los tiempos. Algunos de los discípulos de Susa Suárez que han llegado más alto son hombres. «Aí tes a Rubén Torres -explica orgullosa señalando una página enmarcada de periódico- un fenómeno». Susa echa la vista atrás y recuerda los tiempos en los que un hombre en una escuela taller de modistas era poco menos que un sacrilegio.

compostelanos en su rincón SUSA SUÁREZ, MAESTRA DE MODISTAS