Una rica y ancestral tradición

E.larriba PONTEVEDRA

PONTEVEDRA CIUDAD

Pontevedra supo conservar la costumbre de «cantar ó maio»

30 abr 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Los maios son una de las variadas fiestas y ritos agrarios de culto a la naturaleza y de celebración de las primeras cosechas, cuyo origen muchos estudiosos sitúan en la prehistoria y en el mundo celta.

Se trata, en todo caso, de una rica y vistosa tradición ancestral, que Pontevedra ha conseguido mantener viva, al contrario que otros municipios que no supieron resistirse a la perdida de esta costumbre festiva de cantar ó maio.

Sin embargo, en las últimas tres o cuatro décadas desaparecieron maios con mucha raigambre, especialmente los elaborados por vecinos de los antiguos barrios de la ciudad, al tiempo que aparecieron otros vinculados a nuevas asociaciones culturales, vecinales o comunidades educativas.

Los sucesivos gobiernos municipales han hecho en cada momento esfuerzos por conservar y realzar esta fiesta, procurando que los niños y jóvenes, como principales protagonistas, conocieran no solo sus orígenes y su historia, sino la forma de elaborar un maio e incluso cómo componer una copla.

Son cerca de cincuenta los maios que en algún momento existieron y se relacionan en el libro A Festa dos Maios en Pontevedra, de Pilar Lores Torres y Xosé Carlos Morgade: O da Ponte do Burgo, O Pino, Salcedo, Nodales, Eiriña, Virxe do Camiño, Ponte da Barca, Marcón, Campo da Torre, San Amaro, Malecón, San Blas, Salgueiriños, A Seca, Río Gafos, Fontesanta, San Antoniño, A Parda, Tomeza, Lourizán, Pontemuiños, O Vao, Verxel, San Roque y muchos más que valdría la pena recuperar.

Antiguamente, salían dos veces a la calle: el día primero lo hacía el maio pagano, con coplas en gallego y con motivos naturales exclusivamente. Y el día 3 de mayo, de la Invención de la Santa Cruz, salía el maio cristiano, con remate en forma de cruz y coplas de sentido religioso y en castellano.

El primer concurso se convocó en 1887 y el Museo de Pontevedra guarda una amplia muestra de coplas de los siglos XIX y XX que reflejan las diferentes formas de cantarlas, incluyendo partituras recopiladas por Filgueira Valverde, el Padre Luis, Torner y Bal y Gay.

Lo habitual era que recorrieran las calles y plazas. En algún momento el concurso llegó a celebrarse en la Plaza de Toros y con el paso del tiempo A Ferrería se convirtió de forma definitiva en su escenario natural. Los maios de Pontevedra eran de los más conocidos en Galicia por su colorido y la retranca de sus coplas, sin duda gracias al entusiasmo ciudadano que despertaba esta fiesta, tanto que alguna vez el reparto de premios terminaba en una batalla campal entre los grupos por desacuerdo con el fallo del jurado.