Cuando la máxima virtud es la de hacer pasar un rato agradable

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA/LA VOZ.

PONTEVEDRA CIUDAD

13 ago 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Dancing Queen, Waterloo, Chiquitita o Mamma mia! Son títulos que evocan a una década, la de los setenta, y a un grupo, Abba, que ayer regresaron a Pontevedra de la mano del espectáculo The World of Abba. Todo un revival que, y esa es tal vez su mayor virtud, parecía no tener más pretensión que la de hacer disfrutar y pasar un rato agradable durante hora y media a los miles de personas que abarrotaron el miércoles la plaza de España.

No faltó ninguno de los temas que han convertido en un grupo mítico a los suecos, algunos de ellos reinterpretado al castellano con mayor o menos acierto a tenor de la respuesta que daban los asistentes. La imágenes proyectadas sobre el escenario trasladaban, por momentos, al espectador a otros tiempos.

De este modo, los momentos más intensos se vivieron cuando las cantantes se arrancaron con Chiquitita y Waterloo.

Y hasta la aquí lo bueno en un tipo de espectáculo que, por primera vez, se trajo a las fiestas de A Peregrina. Peros, hay algunos. Ya no solo se trata de que el sonido era claramente mejorable dado que, en momentos puntuales, diese la impresión como si a las cantantes protagonistas les fallase la voz.

Luego las coreografías, donde, en muchas canciones, el descontrol casi marcó la tónica o donde se pudo ver a un bailarín que sudaba, y no por el calor precisamente, para sostener a su partenaire. Hubo quien, incluso, aludió a que a Pontevedra supuestamente hubiesen venido suplentes en lugar de algunos bailarines titulares.

En todo caso, si lo importante era divertir. Objetivo cumplido. Eso es lo que cuenta.