Ourense fue el escenario para el Campeonato Gallego de Sumilleres

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

POIO

Tomás Ucha, Marcos Eiré, Pablo Juncal e Ismael López fueron los finalistas. Ganó Tomás
Tomás Ucha, Marcos Eiré, Pablo Juncal e Ismael López fueron los finalistas. Ganó Tomás MIGUEL VILLAR

El Pazo de Toubes, en Cenlle, acogió el certamen, que este año ganó el arousano Tomás Ucha

30 mar 2022 . Actualizado a las 16:38 h.

«Un sumiller no es solo la persona encargada de recomendar el mejor vino o destilado para cada ocasión. Ese puede que sea su punto fuerte, pero hay mucho más. Es un profesional con conocimientos sobre todo tipo de productos relacionados con la hostelería. Sabe de aceites, de cafés, de aguas, de panes... todo para conseguir que la experiencia gastronómica del comensal sea completa y perfecta», explica Juanjo Figueroa, presidente de la Asociación Gallega de Sumilleres. Su institución organiza cada año el campeonato para escoger al mejor profesional de Galicia y este 2022 tuvo lugar en la provincia de Ourense. Rodeados de viñedos, en pleno corazón de O Ribeiro se pusieron a prueba los sumilleres gallegos este martes. Fue en el Pazo de Toubes de Viña Costeira, en Cenlle. Allí se alzó con el primer puesto Tomás Ucha, natural de Vilagarcía y sumiller del Berria Wine Bar de Madrid, cuya carta de vinos es una de las más extensas y de mayor calidad que hay en España. Sus conocimientos y su experiencia le sirvieron para superar a los otros tres finalistas: Pablo Juncal, de Casa Vella en Vigo; Ismael López, de Casa Solla en Poio; y Marcos Eiré, de Árbore da Veiga en A Coruña.

Ucha, durante la explicación de su decantación
Ucha, durante la explicación de su decantación MIGUEL VILLAR

Ahora Tomás participará en el campeonato nacional, que se disputará en abril en Madrid, durante la celebración del Salón Gourmets. «Creo que es un representante gallego de muchísimo nivel y que puede conseguir que nos volvamos con un título bajo el brazo», concedió Juanjo. Para ganar, este joven sumiller tuvo que enfrentarse a cuatro pruebas. La primera fue una cata a ciegas de tres vinos —uno de ellos tuvo que describirlo en inglés—. La segunda consistió en localizar los errores en una carta de caldos. En la tercera tuvo que ofrecer todos los productos con los que maridar un menú degustación cerrado y en la cuarta hizo una decantación de un vino viejo, explicándola en menos de cinco minutos. Un examen de máxima exigencia que fue valorado por un jurado compuesto por más de veinte especialistas en sumillería.

Tomás, catando tres vinos frente a la atenta mirada de parte del jurado
Tomás, catando tres vinos frente a la atenta mirada de parte del jurado MIGUEL VILLAR