Los anunciados cierres de las oficinas que Abanca gestiona en los municipios de Poio y Campo Lameiro han derivado en una serie de movimientos de sus respectivas corporaciones municipales que, en el caso concreto de la de Poio, podrían llegar a pasar por la cancelación de las cuentas que mantienen abiertas con esta entidad.
De este modo, los cuatro grupos municipales acordaron solicitar una reunión con los responsables territoriales de la entidad para exigirles, ya no solo que mantenga abiertas las sucursales, sino que instale un cajero automático en Raxó. De igual modo, se convocará a una reunión con la Confraría de Pescadores, los responsables de la lonja y el tejido comercial de Campelo para analizar la situación generada por el cierre, medida anunciada para el mes de septiembre.
Además, se acordó firmar una declaración institucional en contra de esta medida e «impulsar diferentes actuacións encamiñadas a tratar de evitar un peche que suporía un gravísimo prexuízo para unha gran cantidade de veciños, que se verían na obriga de ter que desprazarse ata outros lugares para poder facer xestións que non se poden levar a cabo a través dun caixeiro automático».
De igual modo, el alcalde de Campo Lameiro, el popular Carlos Costa, mostró su rechazó a esta posibilidad y convocó este jueves por la tarde de urgencia a los comerciantes del municipio para establecer una hoja de ruta para evitar el cierre.