Antía Pérez todavía estaba agotada de un fin de semana intenso y de regresar de madrugada desde Málaga a Poio. «Estoy cansada, pero contenta», apunta la ourensana. Ha pasado dos duras temporadas encadenando dos lesiones del ligamento cruzado anterior de las dos rodillas y poder volver a jugar esta temporada está siendo una recompensa a tanto esfuerzo en la sombra.
Al empezar la temporada sentía la necesidad de devolverle al equipo y a la afición todo el cariño que le mostraron en los momentos duros y sobre todo, demostrar quién es Antía. Lo hace en cada partido. Y vivió está final con la ilusión de quién vuelve. «Yo me encuentro físicamente muy bien, es con lo que me quedo», apunta Antía Pérez. Las jugadoras se mostraron este domingo muy enteras tras la derrota porque pese a ser subcampeonas, demostraron que la balanza se podía inclinar para su lado. «Jugamos contra uno de los mejores equipos, tanto yo como cada una de mis compañeras nos vaciamos al 800%, no valió para ganar, pero sí para agitar el árbol, como nos dice el entrenador siempre», apunta Antía Pérez.
La jugadora reconoce que en ningún momento tuvieron mentalidad de perder. Ni en este partido, ni en ninguno. «Lo vi más crudo en semifinales que en la final, pero igual pecamos de falta de experiencia», señala la ourensana, que afronta con el Poio la primera final copera ante un equipo que este domingo ganó su tercer título. El equipo lucense tiró de experiencia sobre el Martín Carpena de Málaga y aprovechó cada uno de los errores del rival, como ya había hecho la víspera con el Alcorcón. Tuvo que ser a balón parado como aniquilasen a las rojillas. «A nosotras no nos asusta ni el Burela ni nada, tenemos un equipazo y eso es lo que debe de asustar al rival», añade Antía Pérez.