Abrir negocio en el confinamiento, la aventura obligada del carnicero Héctor

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

POIO

CAPOTILLO

«É o peor momento, pero investín nisto, os cartos acábanse e eu teño que levar algo para a casa», dice desde Poio

26 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Héctor Muñiz, vecino del municipio pontevedrés de Ribadumia, tiene 28 años. Así que se presupone que le queda una larga vida por delante para emprender negocios. Sin embargo, ha tenido que inaugurar uno, una carnicería ubicada en la turística localidad de Raxó (Poio), con la población confinada y la pesadilla del coronavirus encima. ¿Por qué? «É o peor momento, iso xa o sei eu. Pero investín moito nisto, os cartos acábanse e eu teño que levar algo para a casa», empieza diciendo. Habla desde su local, que vino al mundo el miércoles 18 de marzo, en pleno confinamiento y que, a pesar de los pesares, está recibiendo clientela porque a Héctor Muñiz, joven pero con larga experiencia, su fama de buen carnicero le precede.

Mientras recoge el local tras un sábado de faena, Héctor explica que lleva desde muy joven trabajando como carnicero. Lo hizo tanto en supermercados como en negocios más pequeños. Pero siempre le rondó la idea de emprender. «Animábame o feito de facer as cousas á miña maneira e tamén me daba seguridade que hai bastante traballo de carniceiro, así que pensaba que se me ía mal en solitario non o tería complicado para volver atopar chollo», indica. Fue reuniendo ahorros, imaginando el proyecto y, finalmente, buscando una ubicación. La encontró en Raxó, en Poio, en la carretera de la costa de Pontevedra a Sanxenxo. Dice que él mismo lo preparó todo: «Levo meses aquí metido arranxando todo e tamén investindo, porque metín cámaras de frío, neveiras... desde que deixei o traballo ata agora chamáronme dun montón de sitios para traballar, desde supermercados a carnicerías. Non quixen ir porque tiña claro que ía emprender... e logo pasou isto», cuenta.

Así que inauguró el día previsto, la semana pasada. Lo hizo pensando en que es lo mejor para él, para su mujer, que trabaja en un súper, y para su bebé. Sonríe, aferrándose a la idea de que sus exquisitos elaborados, como la carne en rollo o el pollo relleno, se impondrán al coronavirus. De momento, la clientela responde.