Dos amigas que vuelven a vestir de rojillas en un año de cambios

C. Pereiro

POIO

RAMÓN LEIRO

Las dos jugadoras figuran como una apuesta clara por la juventud dentro de las filas del club poiense

27 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Poco a poco, el Poio Pescamar es otro de los clubes que va apurando sus movimientos, en base a idas y venidas, llegadas y salidas. Hay una evidencia que queda clara: el equipo del año que viene será un conjunto distinto al que compitió esta última temporada. Sí, habrá una base o un núcleo de continuidad, pero también habrá caras muy conocidas para la afición que se apearán por el camino. Ahora bien, no será el caso de Carol Agulla y Antía Pérez, dos amigas inseparables que volverán a vestir una camiseta con la que esperan conseguir más alegrías.

En la mesa, mientras toman algunos sorbos a sus respectivos cafés, se las ve tranquilas e ilusionadas. Saben y reconocen que es un momento importante para el club, y que forman parte de una apuesta directa por tratar de cambiar las cosas. Ahora bien, dejan claro desde el primer minuto de charla que el equipo que ahora se configure será bueno, sí, pero que también lo era, y mucho el del año pasado.

«Puede que los resultados no acabaran de llegar, pero eso no fue culpa de las jugadoras, o de que el equipo no estuviera al nivel», explica Carol. «Fue un año con demasiadas cosas malas. No tuvimos nada de suerte en muchos aspectos y eso acaba penalizando. Aún así, se luchó hasta el final e incluso hubo posibilidades de estar ahí arriba, pero las lesiones...». Una palabra que Antía conoce bien. Llegó como uno de los fichajes estrella del Poio y se lesionó en un partido como internacional. Solo disputó un partido como rojilla antes de una rotura que la mantuvo el 95 % fuera de la pista. «Fue muy difícil. Por eso quiero que pasen estas semanas rápido, para poder hacer las cosas bien y jugar con el equipo de nuevo. Son cosas que pasan. Fue mi primera lesión y espero que la última», reconoce.

Frente a ese respeto por el pasado, las dos jugadoras también explican que los cambios son necesarios. No lo dicen por ninguno en concreto, sino en general. «Las compañeras que no siguen son nuestras amigas y las queremos mucho, pero sabes que en este nivel de competición no vas a estar toda la vida en un equipo, es normal», dice Carol.

Más visibilidad femenina

El deporte femenino, y el fútbol en todas sus formas, ha ido ganando un reconocimiento obvio en el ámbito público a lo largo de los últimos años. Las jugadoras del Poio comparten esa perspectiva, y creen que se han dado pasos importantes para la promoción del deporte femenino. «Es que se nota que ha habido un cambio. Si las televisiones lo retransmiten, si le dan bombo al fútbol femenino, la gente lo va a ver», señala Carol. «Es que si te gusta el fútbol que más te da que sea femenino o masculino», opina Antía.

Creen que la promoción es importante, avisar de cuándo se celebran los partidos, de invitar al público a que acuda y disfrute. «¿Quién sabía hasta hace poco a que hora eran algunos partidos de fútbol femenino?», comenta la pontevedresa. El aumento de la atención mediática también ha provocado una derivación directa en la profesionalización. Las dos reconocen que en ese ámbito también se han dado pasos agigantados, permitiendo que muchas jugadores de primer nivel puedan dedicarse en exclusiva al fútbol, algo que difícilmente se daba en tiempos no tan lejanos. «Ahora, igual de veinte equipos de Primera División, diez ya están totalmente profesionalizados y otorgan sueldos de calidad», comentan.

Por delante, ambas tienen un año en el que demostrar su talento y valía. Metas personales que batir e intenciones que satisfacer. Antía quiere quitarse esa espinita de poder disfrutar con la camiseta del Poio sobre la pista. «Me quedó mal sabor de boca y creo que, con el equipo que vamos a tener, si hacemos las cosas bien vamos a hacer un buen papel. Estoy ilusionada, no solo por mí; sino por todo el conjunto, por la gente que viene, por mis compañeras».

Carol pretende, por su parte, mantener su línea ascendente de minutos y juego. «Tengo muchas ganas de lo que está por llegar. No sé, me noto más cómoda. Sé también que aún puedo dar más pero a medida que pase el tiempo irá saliendo».

Sobre el banquillo, las dos jugadores defienden el papel representado por su entrenador, Dani Díaz, y aguardan que pueda llegar a un acuerdo con el club para que se quede, al considerarlo un grandísimo profesional.