Solo la piedra de la fachada esquivará la piqueta en el derribo del antiguo cuartel

Serxio Barral Álvarez
Serxio Barral PONTEVEDRA / LA VOZ

POIO

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El Concello aprobará mañana la licencia de demolición, que tiene un plazo de seis meses

22 ene 2020 . Actualizado a las 16:00 h.

El derribo de la antigua comandancia de la Guardia Civil en la calle Loureiro Crespo es inminente. El gobierno local aprobará mañana, lunes, la licencia de demolición del viejo edificio, y la intención de la empresa que adquirió el inmueble, DomusVi, es ejecutar esta primera fase del proyecto cuanto antes para poder meterse en obras a lo largo del próximo año.

De hecho, es inusual que el Concello apruebe la licencia de demolición antes de contar con el estudio de detalle que reflejará qué es lo que se pretende hacer en la parcela, pero en este caso se optó por desligar ambos expedientes con el fin de agilizar el derribo. Ambas partes, Concello y DomusVi, están de acuerdo en este extremo.

Una vez que se conceda la licencia, la empresa tendrá un plazo máximo de seis meses para llevarlo a cabo, por lo que como muy tarde el histórico inmueble, construido en 1945, habrá caído antes de la próxima primavera. La intención de DomusVi es acortar ese plazo lo máximo posible.

Del actual edificio solo se mantendrá en pie el muro de piedra que ocupa parte de la fachada que da a Loureiro Crespo y a Casimiro Gómez. Se trata de un elemento que afecta a la planta baja y a la entreplanta, que se conservará como cierre perimetral. En principio, no se integrará en la fachada del nuevo inmueble, tal y como se desprende del primer diseño facilitado por la empresa.

DomusVi pretende construir en el solar una residencia geriátrica en la que invertirá 7,8 millones euros. Será, según avanzó la compañía, con sede en Vigo pero presencia en toda España, un complejo residencial, que ofrecerá 118 plazas privadas para personas mayores con servicios especializados. Tendrá seis plantas -frente a las cuatro más bajo y aprovechamiento bajo cubierta del inmueble que será derribado- dedicadas enteramente a la atención de personas mayores.

Las habitaciones se repartirán entre la tercera y la sexta planta, y serán 46 individuales y 36 dobles. La residencia dispondrá de un huerto urbano en la terraza que tendrá un uso terapéutico y servirá de área disfrute de los mayores.

DomusVi prevé que será necesaria una plantilla de 65 personas para atender el centro.

El inmueble padeció años de okupas y abandono hasta topar comprador

La antigua comandancia de la Guardia Civil se levanta en un solar de 1.786 metros cuadrados que hace esquina entre Casimiro Gómez y Loureiro Crespo. Se edificó en 1945, y tiene más de 4.500 metros cuadrados construidos.

Sirvió como casa cuartel -allí residían los guardias con sus familias- y estuvo en funcionamiento durante algo más de 60 años, hasta que en el 2006 se completó el traslado a las nuevas instalaciones de Poio.

Durante los doce años que permaneció cerrado, el edificio vivió un cúmulo de calamidades denunciadas reiteradamente por los vecinos. La presencia de okupas en el interior del caserón ha sido constante. Tras varias denuncias vecinales, en el 2012 se produjo un primer desalojo del inmueble. En teoría se tapió, pero los okupas acabaron volviendo, como puso de manifiesto un aparatoso incendio registrado en diciembre del 2015.

En ese momento, las Administraciones comenzaron a tomar conciencia de la imperiosa necesidad de hacer algo con el edificio. El Estado que había valorado el inmueble en 1,8 millones en el 2013 -cuando lo puso por primera vez en venta, sin éxito- comenzó a valorar una rebaja en el precio. Pero aun hubo que esperar a este año para que apareciera un comprador.

DomusVi se hizo con la propiedad del solar el pasado febrero tras adjudicárselo en una subasta por un precio de 1,4 millones de euros. Concello y vecinos aplaudieron la operación.

Cuando se ejecute la demolición caerán bajo la piqueta décadas de historia, pero también comenzarán a desaparecer las pesadillas de los vecinos de la zona.