Y san Martiño regresó a su «casa» de Poio

Alfredo López Penide
López Penide POIO / LA VOZ

POIO

LÓPEZ PENIDE

Los vecinos de este entorno recuperaron estos días una antiquísima tradición cuyo origen se desconoce

26 jun 2018 . Actualizado a las 19:10 h.

San Martiño, el patrón de la matanza, no solo se conmemora el 11 de noviembre. En Poio, se mantiene viva una antiquísima tradición que se revive con la llegada de las fiestas de San Xoán. Ni los más viejos de este lugar recuerdan cuando comenzó a realizarse, ni cual puede ser su origen: «É moi, moi antiga. Que nós recordemos polas faladurías de taberna dos vellos é moi anterior á Guerra Civil», recordaba ayer Manuel Sartal Torres, vecino del lugar de San Martiño y uno de los que mejor conocen las raíces sobre las que se asienta esta tradición.

La misma que dicta que el día de san Xoán, el 24 de junio, «baixamos a imaxe do santo dende a súa capela polos camiños que había antigamente, que agora están asfaltados, como se fora un camiño real ata o mosteiro». Tras pasar la noche en el convento mercedario, donde es venerada, ayer, coincidiendo con la celebración de la festividad en honor a santa Trahamunda, la imagen recorrió el recorrido inverso.

De este modo, acompañado por los integrantes de la asociación folclórica Vides Novas san Martiño, a hombros de cuatro vecinos entre los que se encontraba el propio Antonio Sartal, abandonó el monasterio de Poio para retornar «a súa casa». Entre los que lo despidieron el propio alcalde Luciano Sobral, quien resaltó el arraigo de esta celebración, y otros miembros de la corporación municipal.

En su retorno a la capilla, los vecinos de San Martiño tuvieron ocasión de detenerse en algunas casas del municipio en los que fueron agasajados con comida y bebida, mientras en los cielos explosionaban las bombas de palenque. «Tamén son tradicións. Cando vas co santo o levas ao lombo e hai casas nas que lles gusta que pares coa imaxe, tomas algo e segues cara arriba. Antigamente é o que che daban, un vasiño de viño, un cachiño de pan e tirabas. É todo unha festa para o pobo».

Manuel Sartal presume de ser «nativo de San Martiño», por lo que ha vivido esta tradición desde que tiene uso de razón. «É o mellorciño -insiste cuando se le pregunta-. Levo con isto dende que empecei a andar».

Lo único que lamenta es que mientras la procesión de san Martiño ha aguantado al paso de las décadas, otras no han tenido tanta suerte. Y es que, «antigamente baixaban varios santos de capelas do Concello ao mosteiro e regresaban ao día seguinte. Agora mesmo baixamos nós sos», señala, mientras la imagen descansa en el interior de una vivienda de la avenida de A Seara donde los vecinos confraternizan al ritmo de músicas populares.

Una de las señas de identidad de esta costumbre son las hortensias. Y es que no solo la base de madera sobre la que reposa la imagen está cubierta con esta flor, sino que también muchos puntos del recorrido están sembrados con sus pétalos, al igual que las entradas de las casas donde la comitiva del santo se detendrá para reponer fuerzas.

A decir de los vecinos, es algo cuyo origen también se pierde en las sombras de los tiempos. «Sempre foi así», apunta uno de los compañeros de Manuel Sartal, mientras que una mujer señala que se trata de ofrendas que se le realizan al santo, al igual que los billetes que muchos le cuelgan a la imagen.