Carrera de obstáculos a lo largo de la AP-9

María Hermida
MARÍA HERMIDA PONTEVEDRA / LA VOZ

POIO

Ramón Leiro

Al caos de Rande, con su gigantesca obra, se sumaban ayer trabajos en la vía entre Pontevedra y Caldas

24 abr 2018 . Actualizado a las 12:07 h.

Ahora que la palabra máster está más que vituperada, bien podría decirse que conducir por la AP-9 debería dar derecho a un título de malabarista. Y es que la autopista que cruza Galicia está inmersa en una maraña de obras en la provincia de Pontevedra. Ayer, por ejemplo, coincidían en el tiempo los trabajos del puente de Rande, que se reiniciaron tras la Semana Santa y obligan a los conductores a hacer una especie de carrera de obstáculos entre los conos para atravesar el gran viaducto vigués, con dos obras más entre Pontevedra y Caldas. En la primera de ellas -kilómetro 126 en sentido hacia Santiago- los obreros trabajaban colocando guardarraíles y en la segunda -kilómetro 121 en idéntica dirección- se llevaba a cabo una especie de asfaltado. Nada mejor que narrar con detalle lo que le ocurría ayer a media mañana a un conductor que primero tiraba desde Pontevedra hacia Vigo y luego desde la ciudad del Lérez hacia Caldas para ver cómo está la AP-9 en la provincia.

El camino de Pontevedra hacia Vigo se atraganta en un punto: Rande. Las obras vuelven a estar en marcha tras el parón de Semana Santa y, por tanto, toca soportar de nuevo el corte de carriles. Ayer, sobre las diez de la mañana, el tráfico era más lento hacia la ciudad olívica que en sentido hacia Pontevedra. Aún así, no había las colas kilométricas que sí se forman determinados fines de semana o a horas punta de días laborales. Eso permitía observar una circunstancia: se nota perfectamente la diferencia entre los conductores habituados a estos trabajos y los que se topan con ellos con vez primera. Los segundos frenan y van prácticamente a ralentí, porque lo cierto es que, aunque todo está perfectamente indicado, no es fácil seguir el recorrido si se pisa el acelerador.

Con el taxímetro parado

Lo cuenta bien un taxista de Pontevedra, José Crespo, que hace servicios a Vigo, sobre todo, al aeropuerto: «¡Claro que frena la gente, cómo no va a frenar! Para el que no conoce el sitio no es nada fácil». A José le está saliendo cara la obra. No en vano, procura que los atascos no repercutan en el bolsillo de sus clientes: «Siempre tenemos un poco de mano y si estamos en un atasco pues paramos el taxímetro, lógicamente. Si no fuera así los entre 42 y 45 euros que vale el viaje de Pontevedra a Vigo acabarían siendo bastantes más esta temporada». Añade José que es habitual que lleve a clientes que no conocen el asunto de las obras y que, en cuanto empiezan las retenciones en Rande, se ponen nerviosos por si pierden el avión.

El testimonio de José, sobre los quebraderos de cabeza que sufren quienes viajan frecuentemente entre Pontevedra y Vigo o viceversa por la AP-9, se repite en boca de otros conductores. «Esto es un caos», grita uno en un peaje, como si la máquina que le atiende tuviese la culpa. Y la cosa no queda ahí. Si en vez de viajar desde Pontevedra hacia Vigo ayer se enfilaba la autopista AP-9 hacia Caldas también había que sortear obstáculos. En el kilómetro 126, casi a orillas de la ciudad del Lérez -la salida de Poio es el 129- se trabajaba en la colocación de guardarraíles, con el consiguiente corte de un carril para que pudiesen operar. Solo unos kilómetros más adelante, más conos: en esta ocasión se trataba de un aglomerado en el arcén que también obligaba a restringir un carril. Además, justo antes de la salida de Caldas, un cartel anunciaba que la yincana continuaba hacia Santiago: se indicaba que había obras a partir del kilómetro 109. Un conductor que sobre las once de la mañana abandonaba la AP-9 en Caldas, indicaba con ironía: «Dá igual o día e dá igual o que pase, que haxa atrancos ou non, na AP-9 pagas sempre, a concesionaria é como a banca, sempre gana».

¿Cuánto durarán todos estos trabajos? ¿Coinciden en el tiempo que se aprovecha la tregua de la lluvia para ejecutarlos? Este periódico intentó sin éxito que Audasa, concesionaria de la autopista AP-9, contestase a estas preguntas. Desde la empresa remitieron a Fomento, que tampoco señaló nada al respecto.

¿Merece o no la pena?

Con todo el rosario de obras, muchos conductores se harán la eterna pregunta: ¿merece o no la pena pagar el peaje para ir desde Pontevedra a Vigo o para cruzar desde Arousa a la capital del Lérez? En el caso del tramo de Pontevedra a la ciudad olívica, si la retención de Rande es potente -de más de quince minutos-, ya no compensaría. No en vano, en circunstancias normales, sin obras, por la autopista lleva 25 minutos y por carretera (Vilaboa) 32. ¿Y de Vilagarcía a Pontevedra? Ayer, como mucho, se le sacaban cinco minutos al reloj pagando peaje en vez de circulando por la PO-531. ¿Compensa?

A Fomento no le consta que la adjudicataria de las obras en el puente incumpliese la ley en materia de seguridad

«No le consta al Ministerio de Fomento, como inspector de la concesionaria, que la unión temporal de empresas (UTE) contratista adjudicataria de las obras no cumpla con la legislación en materia de seguridad en el trabajo ni demás obligaciones laborales, y tampoco que la sociedad concesionaria de la AP-9 se haya desentendido de la situación laboral de los trabajadores». Así ha respondido el ministerio a una pregunta en el Congreso de los Diputados de la parlamentaria Alexandra Fernández. La diputada de En Marea presentó en diciembre una batería de preguntas en las que reclamaba detalles sobre las causas del incendio que se produjo la madrugada del 13 de diciembre en el puente, durante los trabajos de soldeo en uno de los tirantes. También inquirió Fernández sobre el cumplimiento de las medidas de seguridad, también a raíz del fallecimiento que se había producido de un trabajador el 5 de julio. Fomento señala en la respuesta que se hizo pública ayer que las funciones de inspección corresponden a la Dirección General de Carreteras y vienen recogidas en una orden de marzo del 2001, además de apuntar que en el incendio no se registraron daños personales.

En Marea criticó en su momento la «excesiva laxitud» que ha mostrado el Ministerio de Fomento con la concesionaria de la AP-9 durante los trabajos de ampliación. El del incendio sembró en su momento cierta alarma al aproximarse las inauguración de la ampliación del puente.