De Brasil a Poio para ser un ídolo

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

POIO

Ramón Leiro

Delise Geraldo llega al conjunto rojillo avalada por 76 goles en una temperada

07 feb 2018 . Actualizado a las 05:05 h.

Delise Geraldo todavía está haciéndose a Galicia. Hace una semana vivía en Brasil y casi de la noche para la mañana se vio subida a un avión camino de Pontevedra para reforzar al Poio Pescamar. Cambio Sao PAolo, por Poio y las vacaciones tras finalizar la temporada por la competición, pero está feliz. Mucho tuvo que ver en esta decisión su compatriota Daniela Domínguez, que ahora milita en el Burela, pero compartieron vestuario en el 2015 en el Cats-Tabõao Daserra. «Yo no conocía al Poio cuando empecé a negociar, pero es un equipo muy fuerte», explica Delise al final del entrenamiento de ayer en A Seca. Ahora está sorprendida por el nivel que se encontró al otro lado del Atlántico. «Hay un nivel muy alto, es una liga más competitiva, más dinámica con un juego más de contacto, es otro mundo», señala la ala-pivot, que también jugaba en la Primera División del fútbol sala brasileño.

Todavía tímida, le decía a Marcio Santos: «Qué iba a hacer yo sin ti aquí». Él no la conocía antes de llegar, pero sí sabía su trayectoria goleadora. No es para menos, en la penúltima campaña en Brasil, Delise marcó 76 goles con su equipo en la categoría Sub-20 y adulta. El año pasado la máxima goleadora de la liga fue Iria, hoy en el Poio y en el 2016-2017 en el Cidade de As Burgas. Y, ¿cómo se ve aquí? Si tuviese que pensar en el futuro, quiere ser un a especie de «ídolo», de referente para el equipo. «Vengo a golear», explica. No tiene dudas. Espera debutar este fin de semana en A Seca porque en el partido ante Navalcarnero no estaba aún en condiciones. Acababa de llegar de Sao Paolo y tiene algún problema con la comida. «La alimentación y el frío es lo que peor llevo», señala. El viernes, aún cansada, fue al mercado para intentar llenar la despensa de la casa que comparte con tres jugadoras más: Iria Saeta, Jenny y Patri. Está acostumbrada a arroz y frijoles, y aquí poco hay. Se ríe cuando piensa en que la llevaron nada más llegar a Pontevedra a tomar una mariscada. No hace falta nada más que ver su cara para comprobar que no le convenció. «Tengo que cocinar en casa por ahora», bromea. Pero no solo echa de menos el calor y la comida, aquí disfruta del paisaje. «Me sorprendió las vistas que hay y que la playa está siempre cerca, en Brasil tenía que recorrer mucho para llegar», comenta.

Estará en el Poio hasta el próximo mes de diciembre para aportar goles y movilidad en la pista. No sabe que le deparará el futuro, si estará más cerca de Brasil que de España, pero será donde el balón le lleve. «En mi casa, mis hermanos no juegan ni a tirar una piedra al agua», confiesa Delise, que aún recuerda la cara que se le quedó a su madre cuando le dijo «Me voy para España». Ahora eso ya no importa. Su única meta es triunfar. Curriculum no le falta.