Disparar con la pólvora de los vecinos

POIO

La supresión del peaje de Redondela la pagaremos los restantes usuarios de la autopista AP-9, que de nuevo resultamos penalizados tras el anuncio de Fomento y la Xunta

28 ene 2018 . Actualizado a las 21:11 h.

Ministerio de Fomento y Xunta de Galicia nos han estado vendiendo como una «gran noticia» la inminente supresión del peaje de Redondela -ciertamente carísimo-. Pero una vez más en la historia de la Autopista del Atlántico, la eliminación de ese peaje es virtual porque la concesionaria nunca pierde, y además se incurre en un nuevo agravio comparativo con los usuarios de otros tramos de la AP-9.

Es un argumento recidivante: Audasa es un negocio privilegiado con el amparo de los sucesivos gobiernos y ministros de turno, fueran del PSOE y después del PP. Va a volver a pasar. Los 90 céntimos que cada conductor de cada vehículo que salga por las cabinas de Redondela no pagará, los desembolsará otro conductor de otro vehículo que pase por cualquier otra estación de peaje de las que existen a lo largo de la AP-9. Es decir los gobernantes vuelven a disparar con la pólvora de los ciudadanos.

Demagogia

Esta misma semana en sede parlamentaria, Alberto Núñez Feijoo manifestó que la decisión de eliminar esa tarifa de 90 céntimos entre Vigo y Redondela «devuelve la equidad a Galicia». Semejante afirmación pronunciada por el presidente de todos los gallegos que pagamos peajes por usar diferentes tramos de la AP-9, inquieta por su evidente miopía pues solo cabe interpretar que para el titular de la Xunta semejante «equidad» limita al norte con Vigo, al sur con el Morrazo y al este con Redondela.

Los demás usuarios de la Autopista del Atlántico no nos beneficiamos de gratuidad alguna. Y si acaso la única bonificación que recibimos, en el viaje de vuelta entre Pontevedra y Vigo si abonamos con telepeaje, es una ficción porque desde este año Audasa lo va a recargar en los precios junto con los restantes porcentajes de subida que irá aplicando.

Y de este modo nos penalizarán a los restantes usuarios de la autopista que somos miles en Galicia, ya que estamos condenados a pagar el tercer carril de Rande, la ampliación de accesos a Santiago, la supresión de los 90 céntimos de Redondela y los 16 millones de lucro cesante que reclamó Audasa por esa bonificación que firmó la ministra Ana Pastor en los viajes de vuelta del tramo Pontevedra-Vigo.

De modo que no era de extrañar que mientras el alcalde de Vigo, Abel Caballero, declaró sentirse «inmensamente satisfecho», los regidores de Pontevedra, Vilaboa, Poio y Barro reaccionasen conjuntamente ante lo que solo podía calificarse como «un nuevo agravio comparativo».

Agravio comparativo

Miguel Fernández Lores retrató el malestar generalizado ante la injusticia que padecemos los usuarios de la capital y comarcas adyacentes en contraste con los reiterados beneficios para Vigo, O Morrazo y ahora también Redondela. Lores recordó que los pontevedreses carecemos de una alternativa a la AP-9 que no sea la carretera general N-550, la misma que Vigo denunció como una tortura para reclamar la gratuidad que obtuvo.

Las asociaciones patronales también han saltado y exigen a la Xunta que pelee la liberación del tramo Pontevedra-Curro para reequilibrar la competitividad del norte de la provincia y de asentamientos como el parque empresarial Barro-Meis y de las firmas (entre ellas, próximamente Froiz) que allí operan. La principal federación de transportistas por carretera, por su parte, clama por los efectos nocivos de la creciente carestía de la principal vía de comunicación de Galicia y exige descuentos.

Supongo que no tardaremos en asistir a la reactivación de la Plataforma AntiPeaxe que ahora lidera la Federación de Asociaciones de Vecinos Castelao, de Pontevedra, y la convocatoria de movilizaciones. De modo que el presidente Feijoo deberá repensarse su concepto de la equidad porque ahora lo que tiene es un torrente de indignación.

Andrés Díaz eligió la alcaldía

Resulta penoso comprobar como la tentación al caciquismo se repite tercamente entre dirigentes de partidos políticos. Fue Alfonso Guerra quien en su etapa de todopoderoso número 2 del PSOE y del Gobierno, acuñó aquella famosa frase «el que se mueve no sale en la foto». De algún modo Abel Caballero ha decidido desde que se entronizó en la alcaldía de Vigo y desplegó su poder político en el PSOE provincial, asumir aquel legado. «El que se me oponga, se cae de la foto».

Es más o menos lo que llevó al regidor vigués a exigir el cese de Andrés Díaz, su homólogo de Ponte Caldelas, como secretario provincial de Organización del partido por haber osado a oponerse al proyecto de trasvase del Verdugo que Vigo persigue con anuencia de la Xunta de Galicia.

Andrés Díaz que antes tuvo devaneos con la corte del monarca vigués hasta aceptar apoyar a David Regades en las recientes primarias del partido, se ha caído del guindo. Afortunadamente para sus convecinos, Andrés Díaz ha elegido seguir siendo el alcalde de Ponte Caldelas antes que un rehén del regidor de la principal urbe de Galicia.

La dimisión de su cargo orgánico en el PSOE provincial le libera de ataduras para seguir liderando la oposición a un trasvase que pone en riesgo el principal recurso turístico de su municipio y que asimismo ha puesto en guardia a poblaciones de Pontevedra y Soutomaior, que temen los efectos perniciosos que tendría menoscabar el caudal del Verdugo para dar de beber a Vigo y comarca.