Colegios que combaten el estrés cambiando los timbres por música

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

POIO

María Hermida

Centros como el CEIP Chancelas de Poio ponen melodías a la entrada y salida de los alumnos

14 ene 2018 . Actualizado a las 11:57 h.

Las primeras horas de una mañana de colegio, lo saben muchos padres y madres, suelen llevar implícita una dosis elevada de estrés. Se le mete prisa a los niños para terminar el desayuno, para lavar los dientes, para peinarse, hay algún que otro grito por medio... Es como salvar una carrera de obstáculos para llegar a tiempo al colegio. Casi siempre se consigue. ¿Pero cómo se llega? ¿Alguien lo ha pensado? En algunos colegios sí lo hicieron. Y se dieron cuenta de que, a primera hora, todo el mundo está ciertamente nervioso. Desde los profesores a los niños pasando por los padres, que en muchas ocasiones tienen los minutos justos para dejar a sus hijos en la escuela y salir pitando al trabajo. En esos centros pensaron que algo había que hacer para frenar ese estrés matinal. Y llegaron a la conclusión de que flaco favor le hacía a todo ese trajín el estridente timbre de entrada a las aulas. Así que, ni cortos ni perezosos, le dijeron adiós al soniquete. ¿Por qué lo cambiaron? Por música. Y la cosa funcionó. Vaya si funcionó. «As cancións calman e relaxan a todos, crean outro ambiente», dice una profesora de Poio que apostó por el fin de las sirenas. El proyecto fue tan bien en tantos colegios a la vez -la iniciativa está extendida por distintos puntos de Galicia- que en algunas escuelas ya no hay timbres a ninguna hora. Se pone música a la entrada, a la salida y en los recreos... Uno de esos centros musicales es el CEIP de Chancelas, en Combarro.

Cuando uno visita por primera vez este colegio la impresión inicial es de susto. El centro linda con un cementerio. Tal cual. Así que la atmósfera parece un tanto gris. Sin embargo, es cruzar la puerta del recinto escolar y darse cuenta de que esa imagen contrasta al cien por cien con lo que hay dentro; todo puro color. En Chancelas, donde los alumnos no se llaman alumnos sino chanceliñas y chancelotes, hace ya dos años que no suenan los timbres de entrada y salida. Se cambiaron por música. Lo cuenta la jefa de estudios y encargada del proyecto musical, Alicia Álvarez: «Pensamos en reducir a contaminación acústica e sacar o timbre estridente, que incluso asustaba aos pequenos. Parecía que en vez de entrar á escola se entraba a unha fábrica. Coa música démonos conta de que os nenos, e todos nós tamén, entrabamos cunha actitude máis positiva, con bo ambiente, que serve para relaxarnos e darnos paz, que sempre fai falta», indica la maestra de Chancelas.

Hay contrapartida

Algo tan simple como poner canciones cuatro veces al día -al llegar y marcharse a casa y en la salida y entrada del recreo- les abrió una ventana al mundo. Y es que no se llega y se enchufa la primera canción que se tiene a mano. Todo al contrario, todo está muy pensado y la música va acorde con determinadas efemérides o sirve para trabajar distintas temáticas. Por ejemplo, si se celebra el Día de la Paz puede sonar Diego Torres y su

Color esperanza

. Con la primavera florece Vivaldi y si toca recordar la Feria de Abril por el altavoz se asoman Los del Río con

Sevilla tiene un color especial

. Los niños escuchan desde melodías clásicas a pop, rock pasando por todos los estilos. A veces son ellos los que eligen. Y, entonces, el reguetón suele aparecer en escena. Los profesores aceptan su música. Pero les piden una contrapartida. La ponen a cambio de que ellos vayan a la biblioteca y buceen para saber de dónde viene ese ritmo. Y, así, todos contentos.