Una vieja plaga reaparece sumándose a velutina y picudo

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA /LA VOZ

POIO

PRADERO

Orugas de la «Thaumetopoea pityocampa» han sido localizadas en distintos puntos del Concello de Poio

25 nov 2017 . Actualizado a las 08:31 h.

Vecinos del entorno del paseo de A Seca, en el municipio de Poio, han sido los primeros en dar la voz de alarma. La visión de un pino completamente seco les hizo temer lo peor, sospechas que se concretaron al localizar una larga fila de orugas: la procesionaria había reaparecido.

«Fixemos unha batida pola zona e atopamos máis árbores afectadas por estes bichos. Moitas non están tan afectadas coma este pino pero pronto o van a estar se non se actúa», precisó un vecino. De este modo, esta plaga se viene a sumar a las de la velutina y el picudo.

Sin embargo, a diferencia de estas últimas, la Thaumetopoea pityocampa puede llegar a ser un problema de salud pública. Y es que las orugas están recubiertas de pelillos con una sustancia urticante que pueden desprenderse provocando irritaciones o episodios alérgicos de gravedad en las personas. De igual modo, pueden ser mortales para los perros que las ingieran, ya que el tóxico puede necrosar la garganta y la lengua del can.

En la actualidad, se dispone de tres estrategias para controlar este lepidóptero dependiendo de la fase en la que se encuentre. Cuando son adultas crean unos bolsones donde pasan las horas diurnas, por lo que lo habitual es cortarlos con los especímenes dentro, apilarlos y quemarlos.

De igual modo, otra de las vías para combatir la procesionaria es la fumigación con insecticidas cuando los ejemplares se encuentran en una fase larvaría. Esto es, en los primeros estadios de desarrollo, precisaron expertos veterinarios.

No obstante, precisaron que lo más efectivo y barato son las trampas de feromonas, las cuales permiten capturar a los machos y se minimiza la expansión de la especie al impedir que copulen. El único problema es que solo sirve cuando la plaga no está muy extendida por un territorio.

Lo cierto es que, aunque reaparece cada cierto tiempo, se trata de una plaga que esta mucho más controlada que la de la velutina o la del picudo. De hecho, estas dos, pero principalmente la primera, parece haberse diseminado sin control por la práctica totalidad de los ayuntamientos de la comarca de Pontevedra.

Asimismo, las altas temperaturas de los últimos meses han contribuido a que la velutina se haya expandido con una mayor celeridad, una circunstancia a la que ayuda el que no exista un método eficaz para combatirla. Así, por el momento, los esfuerzos se centran en gran medida en frenar el avance de esta especie invasora envenenando los nidos para, acto seguido, incinerarlos.

Las esperanzas están depositadas en el convenio de colaboración que acaban de suscribir la Diputación y la Universidade de Vigo para crear el primer centro de experimentación de Europa en torno a esta especie.