La joven de Poio que sube al cielo con Juan Magán

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

POIO

cedida

Tatiana Fontenla, campeona gallega de gimnasia rítmica, ahora hace números aéreos en los más diversos espectáculos

12 ago 2017 . Actualizado a las 13:06 h.

Tatiana Fontenla García, a sus 19 años, está viviendo un verano que nunca había imaginado. En realidad, su vida dio un giro importante en febrero de este mismo año. ¿Qué le ocurrió? Alguien le dijo que la compañía pontevedresa Pablo Méndez Performance, esa misma que viaja por numerosos países haciendo espectáculos cada vez más vistosos, buscaba artistas. Y que quizás ella tuviese cabida ahí. Dicho y hecho: preparó un baile con música de Adele, se presentó a una entrevista con la coreografía bien ensayada y acabó con un contrato bajo el brazo. Desde entonces, su día a día es sinónimo de entrenamiento, aprendizaje, sobre todo de acrobacias aéreas y, cómo no, de actuaciones. Contesta a la entrevista por teléfono, desde Valencia, donde participa en el festival Medusa Sunbeach. En estos meses, ya subió a los cielos con sus piruetas al lado de artistas como Juan Magán, que volverá a contar con ella y con el resto de la compañía para el concierto del lunes en Pontevedra. ¿Cómo es posible que en unos meses llegase a formar parte de espectáculos de nivel? La respuesta está en lo que hizo antes del mes de febrero. En que ella es, sobre todo y ante todo, una gimnasta.

Empezamos por la infancia. Tatiana, que es de Poio, estaba empeñada desde pequeña en que la llevasen a clases de gimnasia rítmica. Pero no lo consiguió hasta los diez años, cuando entró en el club As Triscas de Pontevedra. Entonces, descubrió que, tal y como ella soñaba, aquello era lo que le gustaba hacer. Y, encima, descubrió también que se le daba bien. Así que nunca dejó de practicar. Ni siquiera ahora, cuando anda con el tiempo justo y la vida nómada propia de cualquier artista. Cuenta con sonrisa que este año quedó campeona gallega tanto en la categoría individual como en la de equipos en un campeonato celebrado en Ribadeo. «La verdad es que fue muy bonito», recuerda.

Dice que la gimnasia fue la base para entrar en la compañía. Uno le pregunta si, entonces, está satisfecha de haber trabajado duro desde pequeña con largos entrenamientos. Y ella responde: «De eso sí, de otras cosas no tanto». Hay que preguntarle más, claro está, para aclarar esa duda que deja en el aire. Entonces, explica que su asignatura pendiente son los estudios. No esconde que pasó por una etapa difícil y que, pese a la insistencia de su familia, la ESO se le atravesó.

Los estudios, en su mente

Para tranquilidad de su entorno, sobre todo de sus cuatro hermanos mayores, que reconoce que le reñían en vano cuando no estudiaba, promete que, más allá de su vida de artista, terminará la secundaria. «Sí, tengo que hacerlo. Todos mis hermanos estudiaron y, aunque yo siempre les digo que yo soy la artista de la familia, reconozco que los estudios son importantes y que en ese aspecto no lo hice bien. Pero esa etapa se acabó y claro que tengo que estudiar».

Luego, cuenta también que se sintió totalmente apoyada por su familia cuando inició su andadura en la compañía. De sus compañeros de espectáculos solamente pronuncia elogios. Indica que le enseñaron a complementar la gimnasia con ejercicios de todo tipo y que actualmente puede hacer desde un número convertida en robot a coprotagonizar uno de esos espectáculos de acrobacias aéreas que le quitan el hipo al respetable. ¿No le da miedo? «Reconozco que la primera vez que me vi arriba pues me entró algo en el cuerpo, pero luego ya no. Se hace todo con medidas de seguridad y está muy ensayado», cuenta. Le hace especial ilusión actuar el lunes en Pontevedra. Espera ver en el público a personas queridas. Aunque será difícil que la reconozcan a ella, porque la caracterización que suele llevar encima es de aúpa. Se la puede ver con zancos gigantescos, con una máscara de maquillaje... «hacemos de todo», señala con unas palabras que suele repetir bastante Pablo Méndez, el jefe de la compañía, del que dice que es «muy perfeccionista». De hecho, Tatiana asegura que se ve reflejado en su carácter: «A mí también me gusta que los números me salgan perfectos».

La conversación avanza mientras Tatiana cuenta que le toca desayunar y ponerse en marcha para una nueva actuación en Valencia. Uno le pregunta si tiene que cuidarse. Dice que procura no comer dulces. El resto, con el tajín que lleva encima, está permitido. En cuanto termine el festival valenciano, a Pontevedra. A subir a los cielos con Juan Magán.

Ahora está en el Sunbeach de Valencia y estuvo en otro festival

en Barcelona

«Me entraba algo en el cuerpo», dice recordando sus primeros espectáculos aéreos