«Creo que se enteraron hasta mis vecinos cuando me dieron la beca del grito que pegué»

Alfredo López Penide
López Penide POIO / LA VOZ

POIO

RAMON LEIRO

Silvia Vilas, del IES de Poio, estará becada diez meses en Canadá por la Fundación Amancio Ortega

11 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El de este noviembre será, posiblemente, el primer cumpleaños que Silvia Vilas pase lejos de su familia. A fin de cuentas, acaba de ser beneficiaria de una de las becas de la Fundación Amancio Ortega que le mantendrá diez meses residiendo en Canadá.

Con un expediente académico impecable, esta joven de 15 años, alumna del IES de Poio, recuerda como, «desde pequeña, siempre quise ir de viaje. El verano pasado cuadró en Irlanda y una amiga me habló de las becas. Y dije: ‘‘Pues yo me apunto’’. Y mis padres, claro: ‘‘Pues no te apuntas’’».

Lo cierto es que tardó más de un mes en convencer a sus progenitores para que le permitiesen presentarse al programa de becas. «Fui a los exámenes. No sé ni como los pasé. El día que me notificaron la beca yo ya pensaba que ‘‘a mi no me la van a dar. Esto es muy difícil’’. Fue una sorpresa y aquí estamos, con una tira de papeleo», resalta entre risas a las puertas del instituto y recién salida de un examen.

«Creo que se enteraron hasta mis vecinos cuando me dieron la beca del grito que pegué», añade. Si bien sus progenitores «están contentos porque saben que es una gran oportunidad», lo cierto es que «mi padre aún está asumiendo el asunto».

Aunque aún no le han comunicado las fechas, prevé que se tenga que marchar ya en agosto para pasar los diez meses siguientes con una host family o familia de acogida. Será una inmersión completa en inglés, asistiendo a clases que compaginará con otras actividades: «En Canadá disponen de muchas instalaciones deportivas y puedes apuntarte a muchos clubes, y aquí, en España, no hay tantos».

La propia beca establece que durante este tiempo ni sus padres le pueden hacer visitas, ni ella desplazarse a Poio para estas con su familia. Ni siquiera, en Navidad. «Es complicado. Lo veo bien, pero mis padres lo ven complicado», reconoce al tiempo de deja claro que saber inglés «te hace muchísima falta. Ahora es indispensable. Vas a cualquier lado y te lo van a pedir».