El mayor bosque de secuoyas de Europa cumple un cuarto de siglo en Poio

Alfredo López Penide
López Penide POIO / LA VOZ

POIO

RAMON LEIRO

En 1992 arribaron a O Castrove 500 ejemplares regalados por el Congreso de Estados Unidos

26 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Los que viven en las laderas de O Castrove, en el municipio de Poio, son ejemplares jóvenes. Las secuoyas rojas son una de las especies vegetales más longevas que se conocen, ya que pueden vivir cientos e, incluso, miles de años, mientras que las quinientas que componen el mayor bosque de esta especie en Europa cumplirán este 2017 veinticinco años de existencia.

Fue a finales de 1992 cuando las secuoyas encontraron en el Bosque de Colón su nuevo hogar. Procedían directamente de los Estados Unidos como «un regalo a la gente de España» por parte del Congreso de este país para conmemorar «el quinto centenario del viaje de Cristóbal Colón». Así, lo precisa que el acta del Congreso con la que se autorizó el transporte a España de los quinientos ejemplares.

Previamente, técnicos estadounidenses se desplazaron hasta O Castrove para comprobar que se cumplían todos los requisitos para garantizar la viabilidad de esta especie en Poio. Tomaron muestras del suelo y regresaron a su país para realizar los análisis oportunos. Pasaría aún algún tiempo hasta que se diese luz verde a la iniciativa.

Los norteamericanos no quisieron dejar nada de lado e incluso desplazaron desde California a expertos para supervisar y colaborar en la plantación de los árboles. Vecinos de Poio y alumnos de la Escola de Forestais de Pontevedra se sumaron a estas labores, unos trabajos que fueron arduos y que la climatología complicó enormemente. «Lembro que chovía a mares esa mañá de sábado», recordó, meses atrás y a través de Facebook, uno de los alumnos que participó en esta experiencia.

«Xuntaronnos a cada un cun americano (o meu compañeiro era un rapaz de Maine) e nos repartiron varias sequoias que fomos plantado baixo a auga a paladas que caía», añadió.

Catorce años después, en el agosto del 2006, el fuego estuvo a punto de arrasar con este paraje. Los incendios que aquel verano asolaban buena parte de Galicia llegaron a amenazar al Bosque de Colón. «Pasamos medo», señalaba el pasado mayo el presidente de la comunidad de montes de San Xoán.

José Rodríguez Couselo aseguró que llegaron a temer lo peor. «Estábamos a xente toda en fila para que non pasara [o lume] da pista para arriba, todos preparados porque os camións non daban feito». El esfuerzo de los vecinos tuvo su recompensa y, «ao final o fogo non pasou. Fomos máis duros que o fogo, pero o susto quedou aí».

El valor demostrado aquellos días quizás permita que se cumpla el anhelo del Congreso estadounidense de que «durante los siguientes quinientos años, los árboles puedan crecer desde pequeñas plantas hasta su plena nobleza en el suelo del hemisferio Este».