29 niños asesinados para hacer daño a sus madres, 3 en Galicia

B.C., M.S. REDACCIÓN / LA VOZ

MORAÑA

Agentes de la Guardia Civil conducen al parricida de Moraña al juzgado
Agentes de la Guardia Civil conducen al parricida de Moraña al juzgado CAPOTILLO

El parricida de Moraña mató a sus dos hijas en el 2015 y dos años después otro hombre asesinó a su hijo en Oza-Cesuras

27 jul 2019 . Actualizado a las 11:43 h.

La muerte de un niño de diez años a manos de su padre en Beniel (Murcia) se suma a los asesinatos machistas de los últimos días -Vilalba, Calpe y Tarrasa- como un nuevo caso de violencia de género. Desde el 2013, los menores asesinados por sus padres con el fin de hacer daño a sus madres se recogen como casos de violencia de género en las estadísticas oficiales. En los últimos siete años, un total de 29 niños han sido asesinados por sus progenitores.

En Galicia, el primer caso de este tipo desde que se recogen datos oficiales fue el del parricida de Moraña. En el 2015, David Oubel mató a sus dos hijas -Amaia, de cuatro años, y Candela, de nueve- con una sierra radial mientras pasaba unos días de vacaciones con ellas. El hombre estaba divorciado de su mujer, que era la que tenía la custodia de las niñas.

Por estos hechos, Oubel fue el primer condenado a prisión permanente revisable en España. Además, se le impuso una indemnización de 300.000 euros a su mujer, una orden de alejamiento y la prohibición de comunicarse con ella durante 30 años.

En el 2017, Marcos Mirás fue detenido por asesinar a su hijo de once años con una pala. El menor se encontraba con su padre el Día de la Madre y la exmujer de Mirás denunció su desaparición ese mismo día, al ver que el hombre no le devolvió a su hijo en la hora y el lugar acordados. Cuando la Policía localizó a Mirás, este condujo a los gente hasta el lugar del crimen: un monte de difícil acceso en Oza-Cesuras. La Audiencia Provincial consideró que el hombre mató a su hijo «con la intención de causarle el mayor sufrimiento psíquico a su exmujer» y lo condenó a prisión permanente revisable.

En el juicio, los agentes que lo detuvieron destacaron la frialdad de Mirás, que no se inmutó ni cuando fue detenido ni cuando volvió al lugar del crimen. Por su parte, su exmujer declaró que durante el matrimonio los insultos eran habituales y que, además, su marido controlaba su teléfono, su correo electrónico y sus redes sociales.