Los reiterados ataques de los lobos colocan en la cuerda floja la celebración de la rapa de Amil

Alfredo López Penide
López Penide MORAÑA / LA VOZ

MORAÑA

cedida

La Asociación Cabalar Monte Acibal, que organiza la Baixa das bestas, apenas contabiliza una quincena de potros

12 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Si ya el pasado año la celebración de la tradicional Baixa das bestas de Amil, en el municipio pontevedrés de Moraña, estuvo condicionada por los reiterados ataques de los lobos a la cabaña equina, la del 2017 vuelve a estar en la cuerda floja por este mismo motivo. Luis Calvo, presidente de la Asociación Cabalar Monte Acibal, señaló que «a festa hai que facela igual, a rapa hai que facela», pero matizó que serán muy pocos los potros marcados, ya que apenan contabilizan una quincena.

Estiman que, en lo que va de año, los lobos han podido acabar con la vida de unos cuarenta ejemplares, en su mayor parte potros muy jóvenes. No obstante, durante el invierno se contabilizaron las muertes de, al menos, siete yeguas. Estos son los datos que, más o menos, consideran acreditados, ya que se tiene el convencimiento de los ataques mortales pueden haber sido más, pero no disponen de pruebas de que se hallan producido.

Así, si el domingo de la semana pasada se localizaron los restos prácticamente devorados de un potro, apenas veinticuatro horas se echaron en falta otros dos. Ambos ejemplares desaparecieron, por lo que desde la asociación caballar tienen claro que han perecido bajo las dentelladas de los cánidos.

Los propietarios de estos animales se muestran muy críticos con la Xunta de Galicia a la hora de reclamar el abono de los daños causados por los lobos. «Din que non poden pagarnos nada porque non hai forma de xustificalo», apuntó Luis Calvo.

El ejemplo más evidente de lo que están viviendo los ganadero se produjo a raíz del ataque del 5 de junio. Se alertó a la Administración autonómica y se tomaron fotografías de los restos del potro, pero los funcionarios, según advirtieron desde la asociación morañesa, no se personaron hasta uno o dos días después, cuando ya no quedaba resto alguno del equino.

Las imágenes que se tomaron para evidenciar lo ocurrido, finalmente no han servido para acreditar la realidad del ataque de los lobos. Y es que tienen que ser, según acotan desde la Asociación Cabalar Monte Acibal, los propios empleados públicos de la Xunta los que tienen que acreditar personalmente la realidad de estos ataques in situ, en el mismo lugar donde se producen analizando los restos que queden de los caballos. «Está claro que non podemos facer gardas de vinte e catro horas para evitar que desaparezan os restos», añadió.

La tradicional Baixa das bestas de Amil se celebra habitualmente en el mes de julio y hace diez años se llegaron a reunir cerca de trescientos caballos. Hoy se estima que esta cifra se ha reducido considerablemente, en gran medida, por los ataques de los lobos, inciden desde Monte Acibal. Es una cita en la que los ejemplares son llevados hasta el curro, donde los potros son marcados y rapados.