El parricida de Moraña cuenta los días para su cita con el jurado

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

MORAÑA

CAPOTILLO

Una magistrada de la Audiencia presidirá el juicio, para el que solo resta poner fecha

14 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

David Oubel, quien se expone a ser el primer español condenado a prisión permanente revisable por el doble asesinato de sus hijas Amaia y Candela, cuenta desde su celda en la prisión leonesa de Mansilla de las Mulas los días que restan para la celebración de este juicio. Por lo pronto, el procedimiento instruido por la Ley del Jurado ya ha sido remitido a la sección cuarta de la Audiencia de Pontevedra, por lo que solo resta que se fije una fecha para esta vista oral.

Dado los tiempos con los que juega la Audiencia, las fuentes consultadas no descartan que se celebre antes del 15 de julio. De no ser así, según añadieron, se tendría que esperar a una vez comenzado el mes de septiembre, dado que agosto en un mes inhábil para este tipo de actuaciones. En cualquier caso, será una magistrada la que presida el tribunal popular.

Este deberá, en principio, deliberar sobre las dos teorías que se confrontará durante la vista oral. Por un lado, la del fiscal, que considera que el doble crimen fue un asesinato con alevosía y, por otro, la de la defensa, que mantiene que Oubel sufrió un trastorno mental transitorio en el momento en el que dio muerte a las pequeñas.

Las acusaciones descartan tal hipótesis y, de hecho, desde el ministerio público sostienen que no existe prueba alguna que avale tal circunstancia. Por el contrario, mantienen que ideó el doble asesinato con la intención de dejar sin opciones de defensa o de huida a las pequeñas, a las que, presuntamente, drogó antes de matar.

Sostiene que, a primera hora de la mañana del 31 de julio del 2015, les hizo ingerir unos fármacos -Nordiazepam, Oxacepam y Tizanidina- para adormecerlas o, al menos, lograr que estuviesen con un nivel bajo de conciencia. Acto seguido, se aproximó con una sierra eléctrica -posiblemente, una radial que adquirió el día anterior- a la pequeña de las hermanas, Amaia, quien en diciembre hubiera cumplido 5 años. Tras entrar en su habitación, encendió la sierra produciéndole «varios cortes muy profundos a la altura del cuello». El fiscal añade que instantes después «finalizó la incisión en el cuello con un arma blanca monocortante, del tipo cuchillo de cocina».

Amaia, que presentaba un bajo nivel de consciencia por el efecto de los fármacos, murió de forma inmediata por una hemorragia masiva y el shock hemorrágico consiguiente a ser degollada.

Armado con la radial y el cuchillo de cocina, y siempre según el relato de las acusaciones, Oubel se desplazó hasta el dormitorio de la mayor de sus hijas. Allí se encontró con que Candela, de 9 años, «presentaba una elevado nivel de consciencia ya que no le habían hecho casi efecto lo fármacos ingeridos». Es por ello que la ató con cinta americana.

Candela intentó huir

Al igual que a su hermana, le produjo varios cortes «muy profundos» con la sierra en el cuello. Candela, al parecer, consiguió liberarse de sus ataduras para empezar a forcejear con su padre, al tiempo que intentaba girarse para huir. No lo consiguió. David Oubel «finalizó la incisión en el cuello con la sierra eléctrica en marcha y el cuchillo de cocina, con lo cual le ocasionó el degüello y la muerte inmediata».

Consumado el doble crimen, presumiblemente, se encerró en un cuarto de baño y se autoinfligió unas heridas cortantes en muñecas y cuello. Las fuentes consultadas coincidieron en señalar que eran demasiado superficiales como para constituir un verdadero intento de suicidio.

«Lo único que le importa es él y nada más. Su mundo y su historia»

Muchos en Moraña les recuerdan, a padre e hijas, en la carballeira de Santa Lucía disfrutando de una de las fiestas gastronómicas más importantes de Galicia, la del Carneiro ó Espeto. Cinco días más tarde, David Oubel acababa con las vidas de sus hijas, un doble asesinato que desde entonces, hace ya casi dos años, sigue conmocionando a la sociedad de este municipio.

Nadie se lo explica. Para el que era novio por entonces de Oubel, el crimen tuvo un trasfondo de venganza hacia la exmujer y madre de las pequeñas: «Él decía que las niñas se lo pasaban mejor con él y se me puede ocurrir algún tipo de ánimo de querer hacer daño a su expareja, de venganza dañando lo que su pareja más puede querer, que evidentemente son sus hijas», aseguró en mayo del año pasado en El programa de Ana Rosa.

Comparte con la Guardia Civil de que el parricida no se quiso suicidar tras matar a las niñas, toda vez que las lesiones que presentaba -unos cortes- eran de escasa intensidad. «Lo único que le importa es él y nada más. Su mundo y su historia», añadió.

Oubel también le remitió una carta a su compañero sentimental en la que, entre otras cuestiones, manifestaba que «al final la presión me venció. Me llevo conmigo parte de lo que más quiero».

Lo cierto es que aquel 31 de julio estaba previsto que fuera el último días de las vacaciones que Amaia y Candela iban a pasar con su padre. Al día siguiente, se había programado que las pequeñas regresaran junto a su madre, quien tenía atribuida judicialmente su custodia.