La Guardia Civil homenajea a las hermanas asesinadas en Moraña

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

MORAÑA

Tras los actos oficiales, los más pequeños pudieron conocer de cerca el equipamiento de la Guardia Civil.
Tras los actos oficiales, los más pequeños pudieron conocer de cerca el equipamiento de la Guardia Civil.

El coronel Estévez Lara alertó del deterioro de algunos acuartelamientos

13 oct 2015 . Actualizado a las 12:56 h.

Fue uno de los crímenes más brutales que han tenido lugar en la comarca de Pontevedra. Las muertes de Amaia y Candela en Moraña siguen estando muy presentes en la memoria colectiva de la Guardia Civil, cuerpo que investigó lo ocurrido el pasado 31 de julio. Tal vez por ello, el recuerdo de las dos pequeñas marcó ayer los actos del Día del Pilar, patrona del instituto armado.

Si durante su alocución el coronel Miguel Estévez Lara ya se refirió a las «dos niñas cruelmente asesinadas en Moraña a manos del que debería ser, en teoría, su protector, su propio padre», posteriormente fue mucho más contundente: «Es algo que no tiene nombre, es algo incomprensible. El propio padre, que es el que tiene que estar protegiendo a sus hijas, es el descerebrado, por llamarlo de alguna manera suave, autor de la muerte».

De igual modo, aludió al doble crimen de Arbo, un hecho «incomprensible y cobarde». Precisó que «lo único bueno» fue que, en apenas unas horas, ya se había arrestado al sospechoso. «Más que un año complicado, ha sido desgraciado», remarcó.

Ambos sucesos, terribles, se enmarcan en un período de tiempo en el que la Guardia Civil ha constatado uno buenos resultados a nivel de índices de criminalidad en Pontevedra. «No cabe duda de que eventualmente hay picos. Tenemos en verano una gran afluencia de gente que viene de fuera y autoridades que también vienen a visitarnos, y eso hace que hagamos un esfuerzo para evitar que se nos vaya la delincuencia de las manos».

Y frente a estos picos, el coronel Estévez Lara situó la labor de sus agentes a la hora de desmantelar redes de narcotraficantes o bandas de ladrones, como la que fue desarticulada en los últimos días y que había actuado en Pontevedra, entre otras localidades de la provincia. Precisamente, el subdelegado del Gobierno, Antonio Coello, condensó en tres investigaciones el espíritu del cuerpo: la operación Boyardo, que permitió el arresto de siete personas, seis de ellas de nacionalidad rumana, a las que se les vinculó con medio centenar de robos en todas las Rías Baixas; la Telleira, que permitió esclarecer la muerte de una pareja en Arbo; y la Peixe, investigación que, tras cuatro años de pesquisas, posibilitó la interceptación de un buque que alijaba veinte toneladas de hachís.

En cualquier caso, en la jornada de ayer, pese a ser festiva, también hubo espacio para la crítica. «Quiero igualmente recordar que algunos de nuestros acuartelamientos siguen sin reunir las condiciones adecuadas», pues «requieren obras y mantenimiento». «Hay algunos acuartelamientos que, en fin, me voy a reservar la opinión. Son acuartelamientos que distan mucho de estar en buenas condiciones y hay que hacer un gran esfuerzo», refirió el máximo responsable del instituto armado en Pontevedra, al tiempo que agradeció el convenio suscrito por la Diputación para la mejora de la Comandancia.

Condecoraciones y medallas

La explanada, en la que se inauguró un monolito a los caídos realizado por la Escola de Canteiros de Poio, acogió la entrega de medallas y condecoraciones. Dos agentes, Manuel González y José Manuel García, recibieron el máximo reconocimiento del instituto armado por exponer sus vidas en sendos rescates. Previamente, durante los oficios religiosos, Carmen Redondo, madre del sargento primero Ángel Luis Fortúnez y esposa de guardia civil, fue condecorada con la medalla de las Damas del Pilar.