Cárcel sin fianza para el parricida por el asesinato de sus hijas

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

MORAÑA

CAPOTILLO

Vecinos de Moraña, emocionados por la tragedia ocurrida el viernes, acudieron al juzgado a increpar a David Oubel al grito de «asesino»

02 ago 2015 . Actualizado a las 21:15 h.

Al filo de las cuatro y media de la tarde de ayer, la jueza de instrucción de Caldas que estaba de guardia decretó el ingreso en prisión provisional y sin fianza de David Oubel. Minutos antes, el fiscal había solicitado esta medida al entender que existen pruebas para considerar que el morañés es autor de un doble asesinato por el degollamiento de sus dos hijas de 4 y 9 años, un suceso que ha conmocionado a la sociedad gallega. Prueba de ello fue el elevado número de vecinos que se concentraron ante el juzgado para increparle, algo que ya preveían las fuerzas de seguridad. De ahí que establecieran un perímetro de seguridad para evitar enfrentamientos.

Por primera vez en España, y desde que entró en vigor el pasado 1 de julio la reforma más reciente del Código Penal, un detenido se expone a la pena de prisión permanente revisable, lo que muchos juristas no dudan en tachar como una cadena perpetua encubierta. De hecho, el fiscal de este caso considera que existen «elementos suficientes para, desde este momento, sostener la imputación por dos delitos de asesinato a menores de 16 años, que en el Código nuevo se castigan con prisión permanente revisable».

Aludió a que es algo previsto en el artículo 140 de esta normativa, la cual concluye que todo asesinato será castigado de esta forma cuando, entre otras circunstancias, «la víctima sea menor de 16 años de edad, o se trate de una persona especialmente vulnerable por razón de su edad, enfermedad o discapacidad».

La prisión permanente revisable supone, a grandes rasgos, el cumplimiento íntegro de las penas, si bien, a los veinticinco o a los treinta años, según el caso, los reos pueden solicitar la libertad condicional. Esta estará supeditada a la decisión de un tribunal en el marco de un procedimiento oral en el que tendrán que intervenir el ministerio público y el acusado acompañado por su abogado, quien ayer evitó amablemente realizar cualquier pronunciamiento.

Por su parte, el fiscal rechazó que, en principio, se pueda hablar de homicidio: «Es asesinato y si es asesinato hay agravantes». A preguntas de los periodistas, señaló que «la premeditación, como agravante específica que cualifica al asesinato, desapareció del Código Penal en 1995. Le aseguró que no es premeditación, es otra circunstancia cualificativa del tipo que diferencia al homicidio del asesinato».

Eludió precisar cuál de las cuatro circunstancias previstas en la legislación española -alevosía; precio, recompensa o promesa; ensañamiento; o la intención de facilitar la comisión de otro delito o para evitar que se descubra- se debe aplicar en este caso concreto. «Está bajo secreto de sumario», se limitó a apuntar.

La calificación de asesinato determinará que la causa que se instruye en el Juzgado Mixto número uno de Caldas de Reis se esté tramitando en base a la Ley del Jurado, lo que conllevrá que en un futuro sean nueve ciudadanos los que tengan la última palabra sobre la prisión permanente revisable.

Llegada al juzgado

El comienzo de la comparecencia de ayer de David Oubel estaba previsto para el mediodía de ayer, pero ya una hora antes empezaron a acercarse hasta los juzgados de Caldas los primeros curiosos. Treinta minutos más tarde de la hora prevista, el morañés llegó al juzgado a bordo de un Renault Megane sin rotular acompañado por guardia civiles de paisano. Comenzaron los gritos de «asesino», los insultos y las descalificaciones proferidos por muchos de los que se congregaban ante el edificio judicial, mientras David Oubel se resistía a abandonar la seguridad del vehículo. Se caldearon los ánimos y hasta se arrojó un mechero en dirección del detenido que no llegó a impactar. Los agentes sacaron a tirones del coche al arrestado, quien, incluso, perdió uno de los tenis que calzaba.

Comenzó una larga espera. Estoicos, un centenar de personas aguantaron las cerca de cuatro horas que duró la comparecencia judicial. El motivo de la tardanza fue la solicitud de una audiencia reservada, cuando un abogado y cliente pudiesen mantener una conversación sin presencia de guardias y los juzgados de Caldas no disponen de dependencias adecuadas. Es por ello que se tuvo que habilitar «una especie de archivo, que es como un zulo y que casi no tiene ventanas», explicó el fiscal.

A eso de las cuatro y media, tapándose el rostro con el jersey, David Oubel abandonó el juzgado para introducirse en un furgón que lo llevase a la prisión. La gente, exaltada, rompió el cordón de seguridad y se lanzó en dirección al morañés, llegando a golpear el vehículo policial. Guardia civiles y policías locales contuvieron el conato de tumulto sin mayores incidentes. Hubo un momento en el que la gente rompió el cordón de seguridad. El fiscal pedirá cadena perpetua revisable por el crimen de las pequeñas