Adiós a Dalila Gil Simes, la matriarca de una gran familia de Marín

Marcos Gago Otero
M. Gago MARÍN / LA VOZ

MARÍN

Foto reciente de Dalila Gil Simes
Foto reciente de Dalila Gil Simes CEDIDA

Una mujer que destacó por su cuidado de los demás y su carácter afable y servicial en A Banda do Río

07 may 2022 . Actualizado a las 21:59 h.

Dalila Gil Simes (Marín, 90 años) falleció el pasado jueves en Marín. Era la cabeza de una gran familia, ya que sus cuatro hijos (Dalila, Eunice, Jacqueline y Esteban) le dieron trece nietos y estos a su vez catorce bisnietos. Nacida en el barrio marinense de A Banda do Río, como muchos de sus vecinos su infancia y su juventud estuvieron marcadas por las dificultades por salir adelante propias de una época, las décadas centrales del siglo XX, que no fue nada fácil para la sociedad española. Sus hijos recuerdan cómo les contaba que cuando era joven aprendió a coser y contribuir así a ayudar en casa. La Guerra Civil, como a todos sus contemporáneos, la marcó, y en la Posguerra le tocó el cuidado de un hermano pequeño, mientras trabajaba también al jornal en las huertas. Esa experiencia, de tener a su cargo a otra persona, también fue decisiva en su vida, porque entre otras muchas cosas, Dalila Gil se caracterizaba por cuidar a los demás, por estar siempre atenta a cualquier problema de su familia o de sus vecinos y, si estaba en su mano, ayudar a aliviarlo. 

En la época en que le tocó vivir, Dalila agudizó el ingenio y, por ejemplo, hacía corsés de mujer, una tarea muy complicada, pero que aprendió sin tener quien le enseñase. Para ella, su fe evangélica en Cristo era el centro de su vida y siempre sostuvo, hasta el final de sus días, que fue Dios quien la ayudó a sortear tantos problemas a los que se enfrentó en sus noventa años y a capacitarla para cosas que nunca habría pensado poder hacer.

Casada con José Area Fernández, también de una familia muy conocida en Marín y vinculado al sector pesquero, Dalila vio cómo su familia fue creciendo y, al mismo tiempo, cómo Marín se transformaba y aquel puerto que era el eje social y económico de la villa se iba ampliando y modernizando. En la terraza de su casa en A Banda do Río, desde donde se veía buena parte de la localidad, Dalila encontraba uno de sus rincones favoritos para emplear el tiempo cuando ya la vida se lo permitió. Era una afición sencilla, cuidar plantas y flores, pero que cumplía con el mismo esmero con el que trataba a las personas. Era esa sencillez y trato afable una cualidad que ganaba a todos los que se acercaban a ella. Sus vecinos la recuerdan como una mujer que siempre tenía una sonrisa para todos, que disfrutaba con los niños y que sabía cómo aconsejar, cuidar y prestar atención a mayores y pequeños. Mujer muy discreta, sin embargo, disfrutaba dándose a los demás, no con grandes estridencias, sino en las pequeñas cosas. Con ella todos se sentían importantes, desde los adultos hasta los más pequeños. 

Familia y vecinos se despedirán de Dalila Gil esta tarde (17 horas) en la iglesia evangélica de Marín (calle Touriño Gamallo), donde se tendrá el servicio fúnebre para, a continuación, su entierro en el cementerio de Marín.