La trayectoria de 60 años del Priorato de Marín

Marcos Gago Otero
marcos gago MARÍN / LA VOZ

MARÍN

Ramón Leiro

El emblemático establecimiento, que nació como ferretería fundada por José Castro, se ha diversificado incorporando electrodomésticos y muebles. Aquí se puede encontrar casi cualquier cosa que se busque

09 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

En Marín, el Priorato es uno de sus establecimientos comerciales más conocidos, no en vano lleva atendiendo a los vecinos desde hace sesenta años. Javier Castro, su actual gerente, lo define como «unos pequeños grandes almacenes, donde tenemos un poco de todo, desde muebles a electrodomésticos, bazar, colchones». Añade: «Menos comida, tenemos un poco de todo».

El Priorato nació como ferretería, pero se ha ido adaptando a los tiempos y su dilatada trayectoria profesional y muchos años de experiencia le han dado la ventaja de ofrecer un servicio de calidad y que destaca también por la agilidad en la atención a los clientes, factores que, en los tiempos que corren, son muy tenidos en cuenta por los usuarios. Diversificada en secciones como ferretería, electrodomésticos y muebles, entre otras cosas, repartidos en dos amplios bajos, uno en frente del otro, en la calle Echegaray, una de las que confluye en la Praza do Reloxio, el Priorato está ahora a cargo de Javier y Guzmán, hijos de los fundadores, José Castro e Irene López.

Javier Castro explica que su padre José trabajaba en Afar, en Pontevedra, antes de independizarse como empresario. Una vez tomada la decisión de probar suerte por su cuenta, José Castro buscó en varias localidades donde poder establecerse y abrir su propio negocio. Le atrajo una parcela en el centro de Marín. Su hijo Javier explica por qué se decantó por ese lugar en concreto: «Le gustó el sitio porque era una plaza con cinco calles y le vio mercado». No se equivocó. Su estratégica posición en el corazón mismo de la villa portuaria no pasa inadvertida tampoco para los visitantes.

El nombre fue quizás de lo más fácil de escoger. Se lo sugirió el mismo lugar donde se instaló. El antiguo coto y villa de Marín perteneció desde la Edad Media hasta principios del siglo XIX al monasterio de Oseira, en Ourense. Los monjes tenían aquí una delegación monacal, que supervisaba su posesión pontevedresa. Se alojaban en la propia localidad y construyeron un priorato, donde residieron hasta que Marín se secularizó. Ese edificio se encontraba en ruinas a mediados del siglo XX y se derribó. Así que el nombre, en parte, fue un guiño a ese pasado simbólico de los marinenses, una forma de perpetuarlo en la memoria.

El Priorato, el establecimiento de José Castro, nació como ferretería. Y su promotor fue el primero de su familia en impulsar un comercio de este sector. Lo gestionó bien y poco a poco fue ampliando su actividad a otros nichos de actividad, convirtiéndolo en un establecimiento de referencia y que sigue atrayendo a los vecinos como el primer día.

Los hijos del fundador conocen el negocio a la perfección y lo han visto evolucionar y ampliarse. «Comenzamos a trabajar ya antes de que se jubilara y con la perspectiva de hacernos con el negocio», señala Javier Castro. Su padre lo dejó en el año 2007 y ellos asumieron el relevo.

Entre las secciones, destaca la ferretería -«la parte con la que empezó la empresa»-, después están los electrodomésticos -«tenemos de toda gama de electrodomésticos»- y más tarde llegaron los muebles, y además en la tienda ubicada en frente del local inicial se exhiben todo tipo de colchones y productos relacionados con el descanso.

Nuevas tendencias por el covid

El impacto del covid se ha notado en este ámbito económico como en el resto de la sociedad. Javier Castro indica que este es un momento difícil, lleno de retos, «pero que se van superando poco a poco». Como en todos los locales de la comarca, se siguen las instrucciones sanitarias, se guarda distancia social y hay dispensadores de gel hidroalcohólico.

Castro explica que, los efectos de la pandemia sí que se están notando en algunos hábitos de los vecinos o en tendencias que antes no eran tan marcadas entre muchos clientes. «La gente te pide cosas para casa. Se nota que se está haciendo más vida casera que antes y se compra cosas para casa», afirma. Y ante esta demanda de los clientes, mientras en las amplias instalaciones de El Priorato, donde todo tipo de productos llenan las estanterías, es difícil buscar algo y no encontrarlo, y lo que no tengan, lo consiguen.