Pescar basura

José Picado DE GUARISNAIS

MARÍN

26 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

En todas partes vemos, leemos y oímos hablar del saneamiento de la ría. Es un clásico. Los partidos políticos, todos, lo escriben en sus programas electorales y lo repiten en todas las campañas. Los proyectos y líneas estratégicas de cualquier representante de la ciudadanía hacen mención a una ría sana, limpia, sin contaminación. Un paraíso. Y una fuente inagotable de riqueza. Y en eso llega la hora, un año más, en que los pescadores y mariscadores hacen balance del año anterior. No tienen dudas al respecto. Viven cada día en una ría diagnosticada, por unanimidad, como en «estado crítico, dramático, límite». La ría, dicen estos profesionales, no tiene capacidad productiva. Ya no basta con no verter residuos al mar. No es suficiente no contaminar, aunque en la ría ferrolana todavía se siga haciendo. Es preciso regenerarla a través de medidas del tipo: arado de sustratos, aporte de áridos lavados, retirada de chatarras, aporte de semillas, y otras similares, que los técnicos sabrán valorar y recetar en cada caso. Las almejas están desapareciendo como ya lo hicieron en su día los berberechos, ostras y erizos. Si queda algún pulpo, nécora o centolla, es que se ha despistado. Ya no se pescan robalizas ni sargos; tampoco panchos o fanecas. Como mucho algún baralloco acostumbrado a vivir en aguas no demasiado aconsejables.

La ría ferrolana agoniza pero tiene solución: ¡pescar y mariscar basura! Así, de una tacada, se limpia la ría y se consiguen salarios. En Marín, Cambados, A Coruña y Vigo se ejecutaron experiencias exitosas, todas con nombres sugerentes: Upcycling the Ocean, Oceanets, CleanAtlantic, Repescaplás, son algunas. Todo tiene valor. Pescar plásticos de botellas y depósitos de combustible. Pescar redes, nasas y aparejos. Mariscar botas, chubasqueros y neumáticos. Por no decir carritos del súper, bicicletas, lavadoras, cocinas, carritos de bebé y teclados de ordenador. Todo se podrá vender para reciclar, aunque los productos estrella seguirán siendo los metales pesados: mercurio, cadmio, plomo y sus compañeros de la tabla periódica.

El Foro Económico Mundial comprobará que sus pronósticos no se cumplirán en la ría ferrolana. Eso de que en 2050 habrá en el mar más plásticos que peces sucederá en otros mares y océanos, pero no en las 6 millas protegidas por los castillos. Con la nueva faena de pescar y mariscar basuras el mar de dentro y las ensenadas volverán a tener profundidad, aguas claras, francas, y peces y mariscos libres de contaminación. Los monjes benedictinos podrán volver al Priorato de La Cabana y los cluniacenses al Monasterio del Couto, y comprobarán que la abundancia del mar descrita hace siglos será, de nuevo, una realidad. Veremos… O no.