Incendio en la Atención Primaria

LA SEMANA DE EUGENIO GIRáLDEZ

MARÍN

CAPOTILLO

El fallecimiento de un paciente en el PAC de A Estrada por déficit de personal facultativo, pone el foco en la precariedad de plantillas que se venía denunciando

12 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El fallecimiento de José Manuel Brey Brea en el PAC de A Estrada, ocurrido el pasado fin de semana como consecuencia de una asfixia por atragantamiento, mientras aguardaba por una médico y una enfermera que estaban fuera del centro atendiendo una urgencia, ha encendido un incendio que nos enfrenta de bruces al «problemón» que tenemos con la atención primaria en la sanidad pública gallega. Una escasez de plantillas tan alarmante como peligrosa, según se acaba de acreditar.

No es un conflicto nuevo. Las demandas de los facultativos con el apoyo de colegios profesionales y sindicatos médicos, vienen de atrás. Pero la muerte de este paciente por ausencia de más personal cualificado para atender una urgencia que se habría resuelto simplemente mediante una probable traqueotomía, ha sido como gasolina para avivar las llamas de un sinfín de demandas que no han sido atendidas por el Sergas desde hace años.

Las llamaradas del caso prometen semanas de presión política y parlamentaria sobre el conselleiro de Sanidad y en última instancia sobre el propio presidente del ejecutivo autonómico. Y además, una derivada judicial de largo recorrido, toda vez que los hijos del finado ya han presentado denuncia ante la Guardia Civil en el cuartel del concello estradense, como paso previo a la interposición de una demanda contra el Sergas por presunta negligencia.

Explicaciones irritantes

Las explicaciones hasta ahora ofrecidas por diferentes cargos de la cúpula de la Consellería de Sanidade resultan tan vacías como irritantes. Atenerse a que «la dotación de personal está dimensionada a las posibles necesidades de cada PAC y cada población» es una broma que se torna cruel cuando tenemos el primer muerto por semejante razón.

Al propio conselleiro, Jesús Vázquez Almuíña le ha molestado, según sus declaraciones del viernes, que «se juzgue a los equipos y a la organización por un fallecimiento», en réplica a cuantos han criticado a su departamento y, de modo especial en respuesta a los colegios médicos. Cuando instituciones como el Colegio Médico Provincial de Pontevedra ha avisado de que «no se fidelizaba ni atraía al personal facultativo», no pueden extrañar ni al conselleiro ni a sus colaboradores que corramos el riesgo de una tragedia como la acontecida el sábado noche pasado en ese PAC por que ahora haya semejantes dificultades para cubrir vacantes y reforzar equipos.

Muro de contención

Debería recapacitar el titular de la cartera de Sanidad en que de modo recurrente desde hace diez años se le han venido advirtiendo tanto a él como a sus predecesoras de un catálogo de carencias en la Atención Primaria. La última petición data de febrero de este mismo año, suscrita por 900 de los 1.200 profesionales que trabajan en Atención Primaria que reclamaban mejorar la dotación de material y sobre todo reforzar el personal para ser capaces de atender la creciente demanda de asistencia.

Resulta incompresible que el gobierno gallego pretenda que la Atención Primaria sea la primera trinchera en la asistencia sanitaria de las urgencias, sirviendo de presunto muro de contención para aligerar a los grandes hospitales, pero en cambio la dotación profesional de estos PAC sea tan cicatera en efectivos como humillante en horarios de trabajo y en retribuciones salariales.

La Consellería de Sanidade dice que defiende la Atención Primaria. Incluso saca pecho y cita que seis de cada diez urgencias son atendidas y atajadas en los puntos de atención continuada de los centros de salud de numerosos concellos. Pero en cambio, los servicios están manifiestamente recortados; los profesionales, evidentemente sobrecargados de trabajo y, para colmo, mal pagados.

Los tijeretazos del gasto público, que tuvieron razón de ser en los momentos más agudos de la reciente crisis económica, resultan insostenibles en 2018. Es, a todas luces, inaceptable que un paciente se muera atragantado dentro del centro sanitario, mientras aguarda a ser atendido, porque se ha incumplido con la previsión de que en fin de semana haya un segundo equipo facultativo en el PAC. Y que la explicación pretenda ser que fue debido a supuestas dificultades de contratación por que no había profesionales disponibles en las listas de eventuales o por «causa de un evento sobrevenido».

Y lo escrito para el caso que ocurrió en A Estrada, vale para tantos otros PAC de otros numerosos concellos pontevedreses. Tanto el Colegio Médico como Prosagal y otros sindicatos profesionales, pasando por la Plataforma en Defensa de Sanidade Pública Galega, han avisado que la precariedad de facultativos se repite en muchos casos. Citaban, entre otros, puntos de atención continuada de Centros de Saúde como los de Marín, Bueu, O Grove… todos ellos destinos turísticos que experimentan un incremento poblacional en estas fechas veraniegas. Y hasta Sanxenxo. Resulta que el PAC de Baltar que cataliza la atención sanitaria de cuantas urgencias se produzcan en la villa que es principal referente turístico de Galicia, con una población flotante de hasta 140.000 personas en estos días, también adolece del personal facultativo necesario, según las reiteradas denuncias realizadas en sede parlamentaria.

¿Tiene que haber más muertes para que espabilemos?