«Había mucho humo, salimos pitando»

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

MARÍN

Ramón Leiro

Un incendio en un garaje obligó a evacuar a los vecinos de dos bloques en Marín

07 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Tania, vecina del edificio 118 de la calle Jaime Janer de Marín, había llegado de madrugada de su excursión de fin de curso. Y ayer preveía dormir toda la mañana. Pero, poco antes de las diez de la mañana, sintió aporrear la puerta. Salió de cama mientras su madre, Amparo, le decía que apurase, que había un incendio en el garaje y que policía y bomberos les decían que tenían que abandonar la casa. La chiquilla bajó en pijama y zapatillas. Y, una hora después, ella y su madre digerían el susto a pie de acera, con las más de treinta familias de dos bloques de viviendas que al igual que ellas fueron desalojadas. Amparo no se lo podía creer: «Había mucho humo, salimos pitando. Es increíble que de un incendio en el menos dos llegue el humo a los pisos más altos. A ver qué nos encontramos cuando nos dejen volver a entrar. Pero hasta que ventilen todo no se puede», se lamentaba la mujer.

Todo empezó, efectivamente, poco antes de las diez de la mañana. Según apuntaban distintos vecinos, fueron los responsables de un taller próximo al edificio los que vieron salir humo del garaje. Dieron la voz de alerta y se montó un operativo en el que participaron tanto bomberos de O Morrazo como de Pontevedra, así como la policía local y una dotación sanitaria. Se evacuaron dos bloques de viviendas y se accedió a la segunda planta del garaje a través de una puerta trasera. Cuando los bomberos entraron un coche ya estaba calcinado y había otro afectado. Lograron que la cosa quedase ahí, y se encargaron de ventilar todo el inmueble. Mientras tanto, la policía regulaba el tráfico y tranquilizaba a los vecinos, que empezaban a hacerse cargo de la papeleta que tenían encima. «Tenemos que mirar cómo está todo. Lo mejor es que no hubo daños personales, pero ahora habrá que ver cómo están las casas», señalaba el vicepresidente de la comunidad.

«Casi no me entero»

Los que estaban en casa cuando ocurrió todo agradecían la rápida evacuación. Algunos se llevaban las manos a la cabeza pensando que, por los pelos, no se quedaron dentro durmiendo tranquilamente. Era el caso de Tano. Este joven había llegado de trabajar de madrugada. Por tanto, se echó a dormir con la idea de descansar de la jornada. Tenía el sueño profundo y no sintió que le estaban aporreando la puerta. O, mejor dicho, sintió algo pero no pensó que la cosa fuese con él. Finalmente, se desperezó y oyó a los técnicos. No se lo podía creer: «Me vestí y bajé. La verdad es que casi no me entero... menos mal que insistieron».

Unos y otros deseaban volver al edificio para ver si el humo había afectado a sus inmuebles y para conocer también el estado del garaje, aunque los responsables de la comunidad insistieron en que nadie debía entrar en la planta afectada hasta que la policía pudiese recoger las pertinentes huellas para saber qué fue lo que sucedió.

A pie de calle estaba un grupo nutrido de gente que cada vez se hacía más grande. No en vano, al ser casi a media mañana, muchos vecinos no estaban en la vivienda cuando se produjo el incendio. Sin embargo, al irse enterando de lo ocurrido, todos se apuraron para volver a la calle Jaime Janer y ver cómo estaba todo. «Estaba trabajando y me llamaron, me temblaban ya las piernas», decía una mujer que también esperaba para entrar en casa. Todos indicaban que, más allá del susto y los daños materiales, la suerte estuvo de su lado: «No hay heridos, es lo mejor».

Una persona que está encamada también tuvo que dejar el inmueble por precaución

Muchos de los vecinos que esperaban a pie de acera a ver qué ocurría con el incendio se preguntaban qué había pasado con una persona que está encamada. «No sé si tendrá que salir de casa o no, menos mal que está ahí una ambulancia por si necesita algo», mascullaban. Los bomberos señalaron que tras analizar la situación se decidió que la persona que estaba en cama tenía que evacuar también el edificio por precaución. Así que se estableció el pertinente protocolo para que pudiese hacerlo. Igualmente, también se ayudó a salir a otra persona que está en silla de ruedas. También se dio el caso de un vecino al que hubo que convencer porque no estaba por la labor de ser evacuado.

Los bomberos volvieron a entrar varias veces en el inmueble para sacar también a varias mascotas. En la calle estaban dos gatos, un pájaro en jaula y el simpático perrito Domi, que no se separaba ni un minuto de su dueña.