Un barrio singular donde la calefacción llegó a ser gratuita

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

MARÍN

maria hermida

Conformada por viviendas que levantó Ence, la zona pelea ahora con el caos de coches que supone tener allí la piscina

02 mar 2018 . Actualizado a las 05:05 h.

Pontemuíños, a tiro de piedra de la carretera de Pontevedra a Marín, es un barrio singular por varias razones. La primera, sin duda alguna, es que la zona está conformada en su mayor parte por viviendas que en su día construyó Ence para que residiesen en ellas sus trabajadores. Los operarios pagaban primero a la firma alquileres módicos y luego muchos de ellos compraron esas casas y se quedaron para siempre en el barrio. La historia la cuentan bien Francisco y Edita, vecinos de Pontemuíños, porque la vivieron en primera persona. Eran ellos una pareja de jovenzuelos cuando Ence, la empresa donde Francisco trabajó siempre, les propuso mudarse desde Campañó hasta el barrio, muy cerca de la fábrica. Hicieron las maletas y entraron de alquiler en una de esas casas de la empresa. Luego la compraron y ya no se fueron de ella nunca más. Cuenta Francisco una anécdota: «Todas estas vivendas tiñan calefacción gratis ao primeiro, era de vapor, traíaa celulosa. Despois xa non... pero daquela non pagabamos nada por ela». Francisco y Edita están contentos con el barrio. Dicen que es propicio para sus paseos mañaneros y a lo sumo se quejan de que cerró el ultramarinos de siempre, y eso sí que les hizo una buena faena.

El cierre de la tienda debió de doler bastante entre un vecindario en el que quedan algunos extrabajadores de Ence y en el que hay algunas caras nuevas, sobre todo, en pisos de alquiler. Lo cuenta otro vecino, Alberto, que indica: «Fue una pena porque nos daba un servicio bueno, pero si la mayoría de la gente no les compraba, normal que cerrase». Ángel comenta otro de los aspectos que dan singularidad al barrio: tiene en medio y medio la piscina Rías do Sur desde el año 2006. Dice Ángel que las instalaciones no molestan. Pero le pone un pero importante: «No se planificó el caos de coches que esto iba a suponer, no se habilitaron zonas adecuadas de aparcamiento y los conductores se pasan tiempo y tiempo dando vueltas para aparcar, con los tropiezos que eso supone».

«Por las tardes es terrible»

Esa misma queja, la de la falta de aparcamiento, sale de boca de numerosos usuarios de la piscina, que por cierto hablan maravilla de las instalaciones deportivas. «Por las tardes sobre todo es terrible aparcar aquí, hay muchísimos coches y además el aparcamiento no está bien planificado, está desordenado, así que se forma mucho atasco», señala un usuario habitual de la piscina. Es hablar así y que, a los pocos minutos, se monte un atasco importante en un barrizal que hace las veces de aparcamiento.

Y vamos con la tercera singularidad. En Pontemuíños también se ubica el centro de Amencer. Nada mejor que una vecina entrada en años defina lo que le aporta este inmueble al barrio y a la ciudad: «Amencer es uno de esos sitios imprescindibles, es una maravilla lo que hace, y como vecina estoy orgullosa de que esté aquí». Nada que añadir.