Tráfico intensifica los controles de velocidad en 250 kilómetros de asfalto

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

MARÍN

RAMON LEIRO

Aumentan las carretas en la comarca con tramos donde se extrema la vigilancia

23 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde que arrancó el año, la Guardia Civil de Tráfico ha intensificado los controles de velocidad en cerca de 250 kilómetros de carretera en el entorno de la ciudad de Pontevedra y su comarca. Son los conocidos como «tramos y puntos de intensificación de vigilancia de la velocidad», que se suelen corresponder con puntos negros o viales que registran una alta siniestralidad asociada, normalmente, a excesos de velocidad.

En el caso del entorno de Pontevedra, Tráfico ha identificado diecisiete tramos en los que operan radares móviles -hay que sumarles otros cinco puntos donde la vigilancia recae en cinemómetros fijos- y que se corresponden con una decena de carreteras. Hace un año aproximadamente, eran veintidós los tramos de riesgo reseñados por la DGT en ocho vías de comunicación.

De este modo, los radares fijos se ubican tanto en la autopista AP-9, tres de ellos, como en la autovía de O Salnés, en el tramo identificado como AG-4.1. Con respecto a esta última carretera, Tráfico emplea radares móviles para vigilar la zona señalizada como VG-4.1 y que se corresponde con el vial no desdoblado que une Sanxenxo con la playa de A Lanzada.

De igual modo, buena parte de la variante de Marín o VG-4.4 está catalogada como zona donde la Guardia Civil, ya sea por tierra como por aire con el helicóptero Pegasus, debe reforzar su presencia, una medida que se ha adoptado también en un tramo de doce kilómetros y medio de la PO-531, la carretera de Vilagarcía, como en otro de 41 kilómetros de la N-541.

No obstante, el vial que acumula una mayor longitud de asfalto conflictivo es la N-640, donde se han localizado cerca de 71 kilómetros distribuidos en tres tramos distintos donde el instituto armado está intensificando los controles de velocidad. También en el caso de la N-550 son tres los puntos negros localizados, si bien estos solo suman algo más de 56 kilómetros.

La PO-308

A falta de que la DGT actualice el listado de tramos de carreteras convencionales especialmente peligrosas, donde está incluida la PO-308, lo cierto es que esta vía de comunicación sigue siendo objeto de una especial vigilancia en su totalidad por parte de los radares de Tráfico debido a las altas velocidades que se han detectado. Algo similar ocurre con la PO-313, vial que comunica Marín con Moaña y para el que Marea ha reclamado actuaciones que redunden en un incremento de su seguridad viaria, principalmente en la zona de Pardavila.