Fran Otero y Marina López: la pareja con más magia se fraguó en una isla

maríahermida PONTEVEDRA / LA VOZ

MARÍN

emilio moldes

Él es el conocido mago Paco y ella la persona que crea sus espectáculos y pone la voz a muchos personajes

13 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Marina López y Fran Otero forman una pareja con magia. ¿Y qué, dirán ustedes, acaso no es normal que tengan magia tratándose de unos enamorados? Pero es que lo suyo es especial. Resulta que ellos tienen magia de la de verdad, de la que se hace desde el escenario y deja con la boca abierta a niños y mayores cuando los objetos empiezan a multiplicarse o una jaula donde hay encerrado un cerdito de peluche de repente aparece totalmente vacías. Y es que Fran Otero, en realidad, es el mago Paco. Bueno, es medio mago Paco. Porque Marina, su pareja, es la otra mitad. Ella pone la parte creativa de los espectáculos, lleva la luz y el sonido y también las voces en off. Así que Marina, cómo no, también es un poco el mago Paco; dos personas y un solo ilusionista, podría decirse.

Marina y Fran tuvieron trayectorias bien distintas. Marina es coruñesa y estudió Magisterio. Hizo las pertinentes prácticas en un colegio y se dio cuenta de dos cosas: de que había acertado en que quería dedicarse a algo que tuviese que ver con los niños y de que los muros de las escuelas eran demasiado altos para ella, que necesitaba más libertad. Vamos, que le apetecía trabajar de otra manera. Fran, por su parte, es de Marín, y cuando pensó en qué estudiar tiró por lo que era marca de su casa: la electricidad. Hizo primero un ciclo de esa rama y luego electrónica. Entonces, él se pasaba buena parte del día pensando en el deporte, en el taekuondo, que tanto practicaba, y acabó buscando también una salida por esos derroteros. Hizo el TAFAD, el ciclo de Técnico Superior en Animación de Actividades Físicas y Deportivas. Y empezó a dar clases de taekuondo aquí y allá. Un día, las vidas de Marina y Fran se cruzaron. Fue en una isla, en Ons, donde ambos estaban acampados. La cosa empezó por amistad y acabó en enamoramiento. Además de convertirse en pareja, unieron también sus ansias laborales. Porque, en realidad, ambos perseguían lo mismo: hacer algo creativo relacionado con los niños.

Sus hijas, sus mejores jueces

Fueron monitores y directores de campamentos, tuvieron durante años una ludoteca... y acabaron trayendo al mundo al mago Paco y a la compañía A Illa dos Nenos, una factoría donde cabe el teatro, la magia y, sobre todo y ante todo, el ocio infantil de calidad. De hecho, se especializaron en trucos de magia infantiles. Y lo hicieron utilizando el termómetro más fiable: sus dos hijas. Ellas son las primeras jueces de los espectáculos que Marina saca de su cabeza y a los que Fran o Paco, que lo mismo es, da forma sobre el escenario. Sentados en la mesa de una cafetería, ambos se emocionan recordando los cumpleaños en los que sus pequeñas dejaban atónitos a sus invitados haciendo caramelos mágicos.

«Dunha pota na que non había nada ao final acababan saíndo caramelos para todos»

, señala Paco. Tras el veredicto de sus hijas, tras comprobar si los espectáculos funcionan o no con ellas, los hacen llegar también a su colegio, donde vuelven a verificar si lo que planearon da los resultados esperados. A partir de ahí, a actuar allí donde los llamen, desde cumpleaños y comuniones a bibliotecas y escenarios variopintos. Hoy por hoy el mago Paco llega a todos los rincones de Galicia, como bien atestiguan los vídeos que pueblan YouTube. Si se observan sus actuaciones, enseguida se ve que ambos llevan dentro un maestro. Y que detrás de cada truco, detrás de cada ilusión, hay una enseñanza y, sobre todo, hay una oportunidad para que los niños imaginen. Al preguntarles a ellos qué reacción es la que buscan en los pequeños, es Marina la que contesta:

«Buscamos a súa espontaneidade, que fagan o que lles apeteza. E que por suposto non falten nin as risas nin o ruído... se un espectáculo infantil ten estas dúas cousas é que vai ben»

, dice ella con sonrisa. Entre los productos que fueron saliendo de la imaginación de Marina y Fran está por ejemplo

Uxío no país de patadecabra

; la historia de un niño inquieto y divertido que sueña con ser mago.

A Marina y a Fran se nota que les gusta lo que hacen. Se ríen al recordarlo. Y cuentan con pasión cómo fueron capaces de sacar adelante, dos años consecutivos, un festival de magia infantil en Marín, con el colegio San Narciso como escenario. «Saíu xenial, acabou vindo a Marín xente de fóra, ata de Vigo», cuentan al unísono. Están hablando con alegría y, de repente, la emoción se cuela en la conversación. Porque resulta que el Mago Paco hace también magia solidaria. ¿Cómo? ¿Dónde? De la mano de la Fundación Abracadabra realiza sus espectáculos tanto en Hospital Provincial de Pontevedra como en el Clínico de Santiago. Y, eso, dicen ellos, es otro mundo. Señalan que pocas veces se siente uno tan reconfortado como cuando de repente, cuando uno ya está recogiendo los bártulos tras la actuación, viene un médico o una enfermera y le dice algo así: «Houbo un día que me dixeron que grazas á actuación que fixen un neno de Oncoloxía que levaba quince días sen saír da habitación por fin se animara a facelo e por fin se lle vira sorrir. Iso compensa todo, ese sorriso vale un mundo», indica Fran. Sus ojos, muy paulatinamente, se llenan de lágrimas. Los de Marina también se humedecen. Además de magia, comparten sensibilidad. Vaya que sí.

El mago Paco, con la fundación Abracadabra, actúa para los niños que están en el hospital